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Los niños piden preservar la sátira de la Murga El Burro

El ayuntamiento de Cullera acepta la solicitud y reclama al Consell que declare Bien de Relevancia Local la mordaz tradición navideña

Imagen del concierto ofrecido el año pasado. | JOAN GIMENO

La Murga el Burro de Cullera será declarada Bien Inmaterial de Relevancia Local. La petición partió de un grupo de alumnos de sexto de primaria del colegio de La Milagrosa, alentado por sus tutores, Víctor Fernández y Elena Talens, y el ayuntamiento ya lo ha solicitado a la Generalitat.  

En diciembre de 2021, el centro docente desarrolló una unidad didáctica que tenía como objetivos aprender de las generaciones anteriores las formas de expresar cada opinión, saber protestar sin que haya enfados y debatir si la libertad de expresión tiene límites. Los alumnos del colegio investigaron los orígenes de la Murga El Burro, sus motivaciones y su forma de organización. Ángel Morales, un antiguo miembro de la agrupación satírico musical, les asesoró y aportó abundante información.

La Murga nació en 1965. En sus orígenes se llamaba El Cuerno por su afición a la tauromaquia. Ese año, un grupo de amigos que se reunía en el Bar Espanyol salió con un motocarro y una zambomba gigante, elaborada con una jarra de barro, a cantar villancicos por las calles de Cullera. Más adelante, cuando algunos de sus miembros comenzaron a casarse, pensaron que denominarse Peña El Cuerno no era lo más adecuado. En esa época, a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX, como no había manera de que los fundadores acertaran una quiniela fueron considerados con sorna «burros» y de ahí sacaron el nuevo nombre de la Murga.

A partir de los años 80 surgieron las primeras letras satíricas para criticar aspectos de la gestión municipal. José Pellicer Pellicer, conocido con el mote de Piticlín, adaptó la música de la canción «Desde Santurce a Bilbao» para criticar la caída de las palmeras de la Plaça del Mercat a causa de unas obras realizadas por el ayuntamiento. Ante el éxito cosechado, se decidió mantener el carácter satírico de las canciones que interpretarían en Nochebuena.

Entonces empezaron a salir uniformados con una camisa blanca y chaleco oscuro. Lo único que cambiaba cada año era el sombrero. Todos los músicos iban de un color, menos el director, que cambiaba la terna. En aquellos años, bajo la dirección de Víctor Piris, José Codina empezó en escribir las letras de las canciones satíricas con críticas locales. Algunos miembros, que eran músicos profesionales, se encargaron de los arreglos de las canciones. La zambomba y las botellas de anís, dieron paso a los instrumentos de viento y cuerda. Y hoy es Paco Bou quien dirige la Murga.

No menos destacable es que dentro de la agrupación convivan juntos músicos del Ateneo Musical y de Santa Cecília, dejando de lado la rivalidad entre las dos bandas de Cullera. El Burro aporta desde hace medio siglo un valor diferencial a las Noches de Navidad. Sus conciertos se han convertido en una tradición arraigada en Cullera que combina dos rasgos característicos de nuestra cultura: la música y la sorna.

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