«Que la factura de la luz suba en verano es algo que te puedes esperar, pero no contaba ni por asomo con que me llegara una de 2.000 euros. Entre agosto y septiembre he pagado casi tanta luz como todo el año pasado. Esto no se puede soportar. Me dio hasta mareo ver esas facturas». Francisco Miñana regenta un bar en la calle Virgen de la Murta de Alzira que, según señala, ha tenido una vida «corta, pero intensa». El hostelero abrió Benditas Tapas en otro local apenas unos meses antes de que se declarara el estado de alarma por la pandemia de la Covid 19, que le obligó a cerrar temporalmente el establecimiento, y se trasladó a la ubicación actual cuando todavía regían restricciones de aforo. Asegura que ha aguantado como ha podido en esta coyuntura aunque, en los últimos meses, se ha encontrado con una «puntilla» que no esperaba y que ahoga la rentabilidad de su negocio y de cualquier otro del sector: «Faltaba la luz», resume.

Miñana era consciente de que los recibos empezaron a dispararse de forma desorbitada a partir de abril con las subidas que registró la energía y se ha sentado a sacar números al objeto de constatar el impacto que este alza de precios ha tenido en su negocio. La factura de agosto resulta especialmente sangrante. Con un consumo ligeramente inferior al del año pasado, el importe se multiplica por 3,5 al pasar de 551,71 euros a 1.938,25. Sumada esta factura a la de septiembre, el coste de la electricidad consumida en el bar se dispara a cerca de 3.500 euros. «Es de juzgado de guardia, cuando en todo el año pasado pagué de electricidad 3.800 euros, es el sueldo de tres meses de un trabajador», relata, mientras señala que ha tenido que pedir a Iberdrola un fraccionamiento para poder hacer frente a ese importe.

La comparativa le ha permitido comprobar que el gasto medio mensual prácticamente se ha duplicado este año al pasar de 427 euros a 812, a pesar de que en muchos meses el consumo ha sido inferior.

De la cafetera a los botelleros

El hostelero considera que, en un bar como el suyo, que cuenta con una cámara para la carne, tres botelleros, tres congeladores y una nevera, además del serpentín de la cerveza y la cafetera, no hay forma de ahorrar energía. «Hasta donde yo sé, si apagamos los botelleros, la cafetera y otros aparatos que consumen por la noche, cuando arrancan por la mañana gastan mucha más luz y, además, es una de las horas en que la luz es más cara», detalla.

Tampoco se plantea apagar el aire acondicionado: «Es un servicio que tenemos que dar. Cómo no vas a tener el aire puesto en verano, no entraría nadie por la puerta y ni siquiera podría estar yo aquí dentro», señala, mientras recuerda las altas temperaturas que se han registrado este año. «Supongo que en invierno gastaré menos, pero como hoy te suben un 40 %, mañana te bajan un 10 y el día siguiente te vuelven a subir un 30 %, no sabemos nunca lo que pagamos y no te puedes hacer una idea de lo que vas a pagar al mes. En la factura tengo seis tarifas horarias, es para volverse loco, y las más caras corresponden a las horas punta del negocio, las comidas y cenas», relata Miñana.

El propietario de Benditas Tapas, Francisco Miñana, señala que la energía eléctrica no es lo único que se ha encarecido en los últimos meses. «La cerveza nos la han subido tres veces desde el año pasado y yo solo he subido el precio una vez. No puedo repercutir ese aumento porque si subo los precios la gente deja de venir y, si no los subo, no estoy ganando lo que tendría que ganar», señala el hostelero, mientras comenta que se plantea ofrecer almuerzos a domicilio como una nueva vertiente del negocio, aunque deja claro que «lo que quiero es trabajar en mi local».

Miñana advierte de que la situación del negocio está al límite, pero no se plantea cerrar. «A mi edad, no puedo», resume. Es su forma de vida. «De momento, no estoy perdiendo dinero, pero tampoco gano. Si sigue así seguro que acabaré perdiendo. Trabajamos para pagar, conforme entrar el dinero, al día siguiente se te va, sea el IVA, el trimestre, el alquiler, la gestoría y la luz ha sido la puntilla final, el remate, lo que te hace no llegar a fin de mes».

La gráfica elaborada por Paco Miñana revela que el año pasado gastó 3.849 euros en electricidad mientras que la factura de los primeros nueve meses de 2022 se eleva ya a 9.748 euros.

«Si repercutimos la subida de costes en los precios, la gente deja de venir»

Miñana se plantea ofrecer un servicio de almuerzos a domicilio como nueva vertiente del negocio

Pascual FAndos. Alzira