Se acabó la fiesta sin control en Gandia. Ni espectáculos sin licencia, ni permisos verbales, ni semilibertad horaria, ni decretos «a medida» para ampliar hasta las seis de la mañana la apertura de establecimientos de ocio, como hacía el anterior Gobierno local del PP. En solo un mes en el cargo, el nuevo ejecutivo está empezando a aplicar la ley y las ordenanzas con la intención de acabar con el modelo turístico de «Gandia Shore» que tanto alabó el PP y que criticaron los partidos que ahora están en el Gobierno.

El ejecutivo formado por el PSPV y Més Gandia ha puesto el foco en las dos principales discotecas de la playa, Falkata y Wonderwall, los chiringuitos y el desmadre de las despedidas de soltero que cada fin de semana copan la ciudad.

Los portavoces José Manuel Prieto y Lorena Milvaques anunciaron ayer que el ayuntamiento ha rechazado los permisos especiales solicitados por Falkata y Wonderwall para celebrar «macroconciertos» sin límite de horario ni de decibelios. Se han basado para ello en informes elaborados por el departamento jurídico municipal.

En lo que respecta Falkata, el consistorio ha denegado la declaración responsable donde pedía un permiso especial para continuar realizando eventos a gran escala durante todos los viernes y sábados de julio y agosto.

Básicamente, explicó Prieto, el problema estriba en que la conocida discoteca se encuentra en suelo urbanizable no programado, y es la Generalitat la que ha de regular los usos de este tipo de suelo y, por lo tanto, la que decide o no si otorga el permiso. El establecimiento tiene ahora diez días para alegar.

Esta medida se suma a los dos expedientes sancionadores que pesan sobre la empresa que gestiona el complejo por sobrepasar el volumen permitido en una fiesta que se celebró sin permiso el pasado viernes 10 de junio. Este periódico ha podido saber que ese exceso puede suponerle una multa que oscilaría entre los 6.000 y los 60.000 euros.

El anterior ejecutivo había dado a Falkata un «permiso verbal», al que se había acogido hasta el cambio en el ayuntamiento, para la celebración de los macroespectáculos que tanto molestan a los vecinos que residen en la zona más próxima al complejo.

La propia alcaldesa, Diana Morant, se mostró «escandalizada» por el impresionante nivel sonoro de las fiestas que tienen lugar al aire libre en esta discoteca de la playa y que generan multitud de críticas vecinales.

Wonderwall ejercerá como hotel

Por lo que respecta al complejo de ocio Wonderwall, el Ayuntamiento ha rechazado la solicitud para continuar con este tipo actividades. La decisión del ejecutivo ha sido tomada tras recibir los informes técnicos y jurídicos sobre la situación de esa actividad. Como ya publicó Levante-EMV en exclusiva, la Generalitat ha ordenado la suspensión de toda actividad musical en el complejo al estar ubicada en suelo no urbanizable y no disponer de la Declaración de Interés Comunitario (DIC).

Así, esta empresa, que también tiene diez días para alegar, solo podrá ejercer como hotel, licencia para la que dispone de permiso. Eso significa, explicó Lorena Milvaques, que puede organizar actividades «de ambientación musical» no más allá de la 1.30 horas de la madrugada y con las limitaciones propias de esa licencia, es decir, exactamente lo mismo que se permite a todos los hoteles de la playa y que nada tienen que ver con la actuación de conocidos DJ o grupos, y mucho menos eventos como el San San Festival.

En la últimas semanas, Wonderwall, alertada por la resolución de la Generalitat, ha reducido el nivel sonoro de sus fiestas con el montaje de una estructura de aluminio que dirige el sonido hacia abajo, evitando así que salga del recinto y llegue hasta las viviendas próximas con la intensidad con que lo hacía antes.

Otro de los asuntos al que se ha puesto coto desde el nuevo Gobierno local son los chiringuitos de la arena de la playa. Fuentes municipales explicaron ayer que se va a llevar a cabo un control exhaustivo del cumplimiento tanto de horarios como de límite de decibelios, algo que no ocurría en la pasada legislatura.

El PP y Arturo Torró siempre defendieron que estos establecimientos, que tienen su temporada fuerte sobre todo en verano, disponen de solo dos meses para intentar recuperar la inversión realizada, algo que, en su opinión, justificaba cualquier exceso en el que incurrieran.

Vallas antibotellón en la playa

Son solo tres de los gestos que el nuevo gobierno de izquierdas ha llevado a cabo en su lucha contra el ruido con la intención de cambiar la imagen que Gandia se ha ganado en los últimos años de un turismo que algunos calificaban «de borrachera».

Pero hay más. Hace unos días se instaló una valla antibotellón en los terrenos donde se encuentra el esqueleto abandonado de lo que debía ser el Espai Innova. Esta medida supone la erradicación de otro punto conflictivo.

Además, el Gobierno de Gandia respondió ayer a las numerosas quejas vecinales por desmanes y exceso de ruido que se producen con la nueva moda implantada, tanto en la playa como en la ciudad como son las despedidas de soltero que recorren calles a horas intempestivas y que, en algunos casos, acaban en pisos y chalets donde causan molestias a los vecinos.

El nuevo ejecutivo de izquierdas ha mostrado su voluntad de atajar este y otras actividades que incumplan las ordenanzas municipales y no contribuyan a compaginar el derecho al descanso de vecinos y visitantes.