Marius Wladyslaw Koribel, un ciudadano polaco de 46 años que vivía en la indigencia, fue hallado muerto a mediodía del pasado 31 de agosto en un banco situado en el parque del Clot de la Mota de la playa de Gandia. Entonces los informes señalaron que no había lesiones aparentes, de manera que, al estar enganchado al alcohol y ante la presencia de tetra-b «briks» de vino y palomitas de maíz junto al cuerpo, llevó a pensar que el fallecimiento había sido natural. El parte del levantamiento del cadáver señala que, durante la inspección, no se apreciaron «lesiones aparentes».

Esa versión no convenció a su madre, Teresa Koribel, ni a algunas de las personas que lo conocían en Gandia, de manera que, a petición de la familia, el cuerpo no fue ni trasladado a Polonia, ni enterrado ni incinerado con el fin de que se le pudiera realizar una autopsia más completa.

Ese informe, dado a conocer esta misma semana, señala que, en contra de lo dicho en un primer momento, Marius sufrió una «muerte violenta». Concretamente los forenses han detectado un fuerte golpe en la cabeza que le causó un traumatismo craneoencefálico y una hemorragia interna, lesiones que constituyen las causas últimas del fallecimiento.

Ese informe forense ya ha sido remitido al juzgado de Instrucción número 1 de Gandia, que ahora deberá determinar si ordena la apertura de una investigación para aclarar si esa «muerte violenta» se produjo de forma accidental, una hipótesis que no descarta la misma autopsia, o si hubo personas implicadas.

Poderes a un gandiense

Las dudas sobre la supuesta muerte «natural» de este indigente polaco surgieron pocos días después del suceso. En el parque de la playa donde fue hallado muerto, un amigo suyo, también polaco e igualmente usuario del Centro de Acogida para indigentes que Cáritas tiene en Gandia, dejó un cartel con el texto: «en este banco ha sido asesinado Marius». Según señalan a este periódico fuentes consultadas, esas sospechas nunca fueron trasladadas a la Policía de Gandia para que, en el caso de hallar indicios de delito, se pudiese abrir la necesaria investigación.

Pero esas sospechas sí hicieron mella en su madre, que, desde Polonia, dio poderes a una persona de Gandia para que realizara la gestiones necesarias ante la justicia tendentes a la realización de un análisis más completo del cadáver. Durante la mañana del viernes, una vez conocido este informe, esta misma persona llevaba a cabo los trámites para la incineración del cadáver, que permanecía desde el pasado agosto en el Instituto de Medicina Legal de València, para hacer con las cenizas lo que disponga su madre.