Exceptuando cuatro gotas mal contadas, con registros pluviométricos que se sitúan entre los 10 y los 30 litros por metro cuadrado desde el pasado mes de marzo, la Safor está a solo dos días de meterse en el mes de junio, meteorológicamente considerado de verano, y haber pasado una de las primaveras más secas de las últimas décadas.

Según datos recogidos por la Agencia Estatal de Meteorología que ha ido revelando en los balances pluviométricos de los tres últimos meses, los observatorios situados en Oliva, Miramar y Barx, todos ellos en la comarca de la Safor, figuran entre los que acumulan un mayor déficit de lluvia de toda la Comunitat Valenciana. En el caso de Oliva, de hasta un 95%, lo que sitúa este trimestre entre los récords de sequía.

No muy diferente es lo que ha ocurrido en el territorio que incluye las cuencas hidrográficas de ríos y barrancos que recorren la Safor. Las comarcas de la Marina Alta, el Comtat, l'Alcoià y la Vall d'Albaida han sufrido primaveras sequísimas que, salvo las tormentas que solo afectan a zonas muy reducidas, se resumen en déficits por encima del 80% de la media para un periodo de primavera.

Con ese balance, ha ocurrido lo lógico, empezando por el agotamiento de los recursos hídricos de los cursos superficiales. En Gandia el río Serpis hace meses que está completamente seco. En Oliva la Gallinera y el Vaca a su paso por la Valldigna presentan la misma imagen. Desde hace unos días, el río Vernissa ha agotado sus reservas y apenas presenta balsas discontinuas en el tramo situado entre Alfauir y Palma de Gandia.

Se mantiene, eso sí, el caudal del Serpis pero solo gracias a la regulación del agua que sale desde el pantano de Beniarrés, que, debido a las lluvias del año pasado y de la primera parte del invierno, mantiene una reserva de 14,74 hectómetros cúbicos. Es poco más de la mitad de su capacidad total, pero, en cualquier caso, y ahí radica su importancia, suficiente para suministrar un caudal mínimo al Serpis para alimentar la red de acequias que llevan agua a cerca de 30.000 hanegadas desde los Canales Altos y los Canales Bajos.

Esta situación de falta de lluvias, que obviamente preocupa a los agricultores porque obliga a consumir más agua, encareciendo la producción, ha cerrado un ciclo húmedo que se ha demostrado corto, dado que empezó en otoño de 2016 y se cerró un año después.

Al margen de la agricultura, los montes y parajes húmedos están notando ya esa sequedad. Plantas que deberían estar verdes presentan un color amarillo, y los marjales han visto descender el nivel de las áreas inundadas.