Si el conflicto entre Israel y Palestina ha preocupado desde la segunda mitad del siglo XX a los organismos internacionales y ha protagonizado innumerables portadas en los medios, hoy parece que se ha quedado pequeño y ha pasado a un segundo plano mediático ante la escalada de la tensión en Siria, entre Irán y Arabia Saudí y entre el resto de potencias mundiales que velan por sus intereses geoestratégicos en la zona, así como por la irrupción del terrorismo del Estado Islámico. El panorama actual de estos conflictos y sus repercusiones en los países del Mediterráneo y de la Unión Europea centraron el curso «El conflicte de l'Orient Mitjà», coordinado por Antonio Bar, de la cátedra Jean Monnet ad personam de Derecho Constitucional Europeo y Globalización.

«Desde el inicio de la guerra en Siria», comentó ayer Barah Mikail, profesor de Ciencia Política en la Saint Louis University, «la situación se ha complicado, el régimen sirio no se ha movido y se ha producido un desastre humanitario con la mitad de la población desplazada o refugiada, unos 12 millones de personas en total». Después de desentrañar los orígenes y consecuencias de la guerra, Barah apuntó que tras las últimas distensiones en la zona y la recuperación de la soberanía por parte del gobierno sirio, «la reconciliación no va a ser fácil». «Habrá que recuperar a los millones de desplazados, y no todos los refugiados se atreverían a volver», agregó. «Por culpa de la guerra, en Siria hemos perdido dos o tres generaciones», concluyó.