Jorge Moris es uno de los tres socios de Gandibike, una de las cinco empresas que se dedican en la playa de Gandia al alquiler de «choppers» y otros vehículos eléctricos, también de pedales. Tiene dos locales, uno en la avenida de la Pau y otro en la calle Navegant. Se trata de un negocio de temporada que abre en marzo y cierra, aproximadamente, en octubre.

Jorge empezó a comprar vehículos eléctricos en 2016, al comprobar el éxito que tenían entre la clientela. Actualmente tiene 35 «choppers» de este tipo, que le han supuesto una inversión de 40.000 euros. Antes de la entrada en vigor del bando las alquilaba a una media de 25 euros la hora, en el caso de la «chopper» biplaza.

Lamenta que el ayuntamiento no les haya informado de las intenciones de prohibir las «choppers» y además que la norma entre en vigor el 2 de agosto, en plena temporada alta. «En abril de este año me reuní en el ayuntamiento, pregunté si la normativa iba a seguir igual para este verano y me dijeron que podía estar tranquilo, y ahora me encuentro con esta papeleta, desde hoy estoy perdiendo dinero y ya veremos si no me toca cerrar el negocio en el futuro».

También le parece «excesivo» que, en el caso de una multa al usuario, la grúa se lleve el vehículo al depósito, ya que de la retirada se debe hacer cargo la empresa.

Las «minimotos» eléctricas, conocidas también como «chopper» porque imitan a las motocicletas con manubrio alto, las tiene ahora aparcadas al fondo del establecimiento. Sólo le queda informar a los clientes que entran a la tienda preguntando por «choppers» eléctricas que en todo el término municipal de Gandia están prohibidas y tratar de convencerles de que se lleven patinetes inferiores o vehículos a pedales.