d isculpen que reflexione en voz alta, y más aún una persona como yo que hace de la discreción su modo de vida. Pero cuando me encuentro por acción u omisión en la picota de algunos debates políticos, me digo: algo estaré haciendo bien cuando les preocupo.

Miren, a alguien le debió sentar muy mal mi continuidad en la carrera electoral con Demòcrates Valencians cuando Ciudadanos me defenestra. Lo vengo a decir porque desde entonces he oído infinidad de sandeces que, a veces, provienen de dentro del ring político y otras de fuera pero con la aquiescencia de los de dentro.

He intentado no desvelar demasiadas interioridades de cómo se tramó pasar finamente el acero sobre mi yugular por aquellos que vienen a regenerar la política. Advierto que todo lo que cuente lo negaré mil veces y utilizaré el comodín de la presunción de inocencia.

Verán, informé a los factótums de Albert Rivera en Valencia de una comida producida en un restaurante de la playa de Gandia donde me aseguran (porque así se ha contado) que se habló de mi trueque. Hay que ser muy torpes para hablar de un tema tan vidrioso y creer que no se conocería; pese a que se hizo con premeditación y alevosía, no con nocturnidad porque fue al mediodía del 28 de septiembre, con el Tío de la Porra por las calles de Gandia. ¿Saben quién era uno de los dos comensales? Toni Cantó. La otra no viene a cuento, pero se presenta a las elecciones municipales por una candidatura.

Quedaba muy extraño que el actor no comunicara su visita, igual que otros compañeros hacían, ni aprovechara para darse una pátina de ego superlativo en las fiestas patronales, como diputado nacional que era. Cuando le informé, días después, la respuesta fue que se trataron temas personales. Se preguntarán, ¿qué problema tenía el partido para comunicártelo? Pues no se hizo porque algunos miembros de la dirección no sabían absolutamente nada y se guardó silencio. Quien sí sabía de primera mano que se cuestionó mi continuidad era Arturo Torró. Tardó sólo cuatro días en airearlo en las redes, y a partir de ahí todo fue instar a los medios a que lo difundieran, incluso se encaró a quienes se resistían a hacerlo público esperando la comunicación oficial.

¿Comienzan a atar cabos sueltos? Era la ecuación perfecta: bloqueamos a Ciro a dos meses de elecciones, y «al carrer». Entonces colocamos a un ungido que sea más benevolente para nuestro objetivo de poder sumar con el PP y Vox, si se da el caso.

Esta imposición arbitraria pilló descolocados, como digo, a buena parte de la dirección autonómica de Ciudadanos, que parece aún no se han sobrepuesto. Quienes sí estuvieron a mi lado han sido dirigentes locales y diputados autonómicos, aunque sugiriéndome que no se aireara por miedo a represalias. Conceptos como democracia interna, lealtad y rigor, que se pensaba formaban parte del ADN de Ciudadanos, se han esfumado en cuatro años, de 2015 a 2019, por la forma de actuar y por el abandono de posicionamientos moderados.

Ahora me suena a chiste que insten al resto de partidos a eliminar los dedazos y el enchufismo los mismos a los que han pillado con pucherazos en las primarias. Hay que tener mucho estómago para defender esto cuando el modo de elegir candidatos ha sido saltándose la voluntad de afiliados y directivas. Además, en mi caso, con la falta de consideración, el desprecio mostrado y la renuncia al trabajo realizado desde el Ayuntamiento en un colectivo tan importante en la ciudad como la Semana Santa.

Yo defino la candidatura de Gandia como la V de Vendetta. En ella encontraremos un flagrante método de teledirección, con un candidato ávido de escaparate y su vinculación directa con el entorno Torró: Pascal Renolt comenzó negando ante los medios de comunicación tres veces, como Judas, la relación con el optometrista, y ante las evidencias acabó reconociéndola (excusatio non petita accusatio manifesta). Otra persona de la lista ha trabajado para Torró coordinando la comunicación de sus ópticas y los medios que controla. Otro también ha mantenido negocios del sector del ocio... ¡Ah!, el asesor en comunicación de la campaña electoral ha compartido oficinas con Torró en su empresa durante muchos años. Podríamos seguir, pero lo dejamos aquí.

Lo que más me asombra de todas estas historias es la cobardía de quien manejan a las personas a su antojo, como marionetas, y se esconde sin reconocerlo públicamente. ¿Dónde queda ahora la frase «Arturo eres un valiente» que le lanzó Julio Iglesias?

Arturo lo tiene que intentar todo porque se juega mucho con las cuatro imputaciones que arrastra. Conmigo no tiene nada que hacer, nada que chantajear y conoce cuáles son mis principios porque ya los ha padecido en sus propias carnes. El gato escaldado del agua fría huye. Al final, llegamos a la conclusión de que esta es la apuesta regeneracionista por la que ha querido optar el partido naranja. Como canta Joaquín Sabina: «Que las verdades no tengan complejos y que las mentiras parezcan mentira».