Caras de haber dormido pocas horas se entremezclaban en la mañana de ayer con los corrillos de conversaciones en que se recordaban anécdotas de cuatro días de conciertos, actividades y convivencia. Era la imagen predominante a primeras horas en la gran zona de acampada del Festivern 2019 de Tavernes de la Valldigna, en la que han cohabitado más de 10.000 jóvenes desde el pasado viernes.

Los conciertos de Xavi Sarrià y el Cor de la Fera y La Fúmiga ponían el broche de oro al año 2019 y también a un festival que celebraba su décimo quinto aniversario y su octava edición en Tavernes de la Valldigna, municipio que recibe a los visitantes con los brazos abiertos desde el año 2011. Lo hace, además, sin incidentes destacados, como informaba a este periódico el concejal de Seguridad Ciudadana, Josep Llàcer.

A decir verdad, las caras de los jóvenes que por la mañana recogían sus tiendas reflejaban felicidad y la satisfacción de haber disfrutado de cuatro días en armonía y con buena música, una combinación que ha marcado ya el Festivern vallero.

Hasta el mediodía, la zona de acampada era un auténtico trasiego de jóvenes cargados con tiendas, neveras, sillas, colchones y todos los enseres que les han servido para vivir estos días en Tavernes. También era una constante la presencia de padres y madres que acudían con sus vehículos a recoger a sus hijas e hijos.

La Policía Local activó un dispositivo de control de tráfico para facilitar la salida de esas miles de personas, mientras que la Guardia Civil ha llevado a cabo controles en la rotonda de les Oliveres. El intenso tráfico provocó las lógicas retenciones, pero todos valoraban que un encuentro de estas características concluya sin ningún incidente destacado.