La política tiene, en ocasiones, situaciones de lo más curiosas. Cuando dos partidos pactan un gobierno se puede dar el caso, y no pasa pocas veces, de que acaben a la greña y la sociedad que iniciaron termine echa añicos antes de que acabe la legislatura. Es algo bastante habitual. Lo que ya no lo es tanto es que sea imposible cumplir el acuerdo pese a que exista muy buena sintonía. Y eso es lo que ha pasado en el Ayuntamiento de Beniflà con el PP y Ciudadanos.
El actual alcalde, el popular Borja Gironés, acabará la legislatura al frente del consistorio pese a que el pacto con la formación naranja estipulaba un reparto de dos años con la candidata Trini Ramiro. Aunque públicamente no se han pronunciado, tanto uno como otro partido ya han decidido que no habrá pleno de investidura para que se produzca el relevo, como así debería ser el próximo mes de junio. En caso de que se celebrara la sesión, se podría dar el caso de que acabara como alcalde o alcaldesa un representante del PSPV, que fue la fuerza más votada con tres concejales.
No significa que no habrá cambios en el gobierno. Las dos formaciones tienen claro que tiene que haber una reestructuración para que Ciudadanos asuma el peso de la gestión que le hubiera correspondido en caso de materializarse el pacto. En todo caso, en la formación naranja son conscientes de que hay funciones que le corresponden, y así seguirá siendo, al alcalde Gironés.
«En Ciudadanos tenemos claro que queremos cumplir nuestro programa», responde a preguntas de este periódico Carlos Gimeno, responsable de organización en la Safor de este partido. El dirigente remarcaba que «el pacto ha sido bueno para Beniflà hasta ahora» y recordaba que «CS siempre ha cumplido el acuerdo».
La estabilidad para los próximos dos años está garantizada, al menos es lo que se palpa a partir de la buena relación personal que existe entre Borja Gironés, que se queda como único concejal del PP, y las edilas de Ciudadanos, que siempre han defendido al alcalde en este asunto.
Gobierno en minoría
Como la pasada semana publicaba Levante-EMV, Carmelo Orozco, número dos de los populares, renunciaba a sus cargos en el equipo de gobierno y dejaba el grupo municipal para pasar a ser edil no adscrito. Este movimiento dejaba al gobierno del centro derecha en minoría. Lejos de la incomodidad que ya supone esta cuestión para los gobernantes, que pierden un efectivo a la hora de llevar a cabo el trabajo de gestión, en el caso de esta localidad esta decisión tiene una particularidad: PP y Ciudadanos ya no tienen la mayoría suficiente para consumar el relevo al frente del Ejecutivo local. Como trasfondo de esta cuestión está la petición de información de Ciudadanos sobre los problemas judiciales de Orozco.
