En noviembre de 2018 una espectacular crecida del río Serpis dañó considerablemente algunos de los pasos que comunican caminos rurales situados a ambas orillas y que son muy utilizados sobre todo por agricultores que disponen de parcelas y por los vehículos que cargan la naranja en la época de recolección.

Desde ese momento los pasos sobre los badenes situados entre los términos de Potries y Ador, y entre Beniarjó-Beniflà y Palma de Gandia, han permanecido cortados, y hasta ahora nadie se había encargado de la reparación para restablecer la comunicación a través del cauce.

Por ese motivo, animados por las quejas de los agricultores, los ayuntamientos de Beniflà y Beniarjó se han aliado para acabar con este problema, incluso poniendo recursos económicos propios en este empeño. El acuerdo entre los alcaldes de ambas localidades ha incluido al Ministerio de Política Territorial y Función Pública para poder aportar los 30.000 euros que cuesta el proyecto, ya redactado, para restablecer el tráfico en ese punto. Así, el ministerio asume el 50% de la obra y aporta 15.000 euros, mientras que la otra mitad, también a medias, se reparte entre Beniflà y Beniarjó, según han señalado, en un comunicado conjunto los alcaldes Borja Gironés y Eva Llinares.

La obra consiste en la reconstrucción de las aletas del paso sobre el Serpis, una nueva cimentación y la construcción, con elementos de refuerzo, de la losa superior. «Haremos el trabajo a conciencia para que pueda soportar las temidas avenidas que suelen ser habituales cuando llueve intensamente», señala el alcalde de Beniflà, quien añade que el convenio con el ministerio y con Beniarjó responde al interés de los ayuntamientos para solucionar un problema que preocupaba a los agricultores.

La alcaldesa de Beniarjó, por su parte, indicó que esta es una obra necesaria para las dos poblaciones «con la que acabaremos con un problema de tránsito», al tiempo que agradecía al Gobierno de España «la ayuda que hace posible que se ejecute el proyecto» y a los vecinos que transitan por este lugar por su «paciencia y comprensión» durante el tiempo que ha permanecido cortado.

Un espacio sensible

Desde hace años los ayuntamientos saben lo complicado que resulta actuar sobre cauces de ríos o espacios de influencia, incluyendo este tipo de reparaciones de pasos que funcionan desde hace siglos. El motivo no es otro que la necesidad de que las obras sean aprobadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar, que es el organismo que tiene la competencia en ese espacio fluvial.

El mejor ejemplo lo constituye la larguísima historia que envolvió la reconstrucción de otro puente, en este caso entre Beniarjó y el Real de Gandia, que salva el cauce del río Vernissa. La crecida de octubre de 2007 se llevó el paso y desde entonces los agricultores y los ayuntamientos reclamaron su reparación. No fue hasta once años después, en 2018, cuando, gracias a la financiación de la Diputació de València, quedaron nuevamente comunicados los caminos que desembocan en ese punto, no sin antes haber invertido casi medio millón de euros en las obras.