Visita a uno de los comercios participantes en la tematización de escaparates, el jueves. | DANI MONLLOR

Como otras ciudades españolas, Gandia se prepara para vivir una Semana Santa sin procesiones por segundo año consecutivo, debido a las restricciones de las autoridades sanitarias por la epidemia de coronavirus, que prohíben cualquier evento con afluencia masiva de personas, en aras de proteger la salud pública.

La diferencia respecto del año pasado es que esta vez no hay confinamiento domiciliario, y por tanto las cofradías y los párrocos han tenido un cierto margen para programar actos litúrgicos y oficios religiosos, que en todo caso serán dentro de los templos.

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ya recordaba, en su decreto de suspensión de las procesiones y actos públicos, el pasado 15 de febrero, que la celebración de la Semana Santa no quedaba suprimida. Por tanto, España entera vivirá un misterio pascual como tradicionalmente lo han hecho el resto de católicos en el resto de Europa, en el recogimiento de las parroquias y sin demostraciones externas o públicas de fervor popular.

Ahora bien, desde que en octubre de 2019 la Semana Santa de Gandia se declarase Fiesta de Interés Turístico Nacional, tras un completo expediente, todavía no ha habido oportunidad de que las 18 hermandades salgan a la calle. Algunos pasos que están en parroquias se engalanarán y vestirán, como la Dolorosa, la Soledad, el Nazareno o el Sepulcro, pero, lógicamente, de una manera más sencilla que si salieran a desfilar.

Para capear esta situación, la Junta Mayor de Hermandades ha adoptado varias medidas. La primera, como ya sucedió el año pasado, es reforzar su presencia en las redes sociales, fundamentalmente su perfil oficial de Facebook, una plataforma que abarca prácticamente todas a las edades, para mantener un contacto más directo con los fieles. Además, en colaboración con el ayuntamiento, se ha llegado a un acuerdo con TeleSafor para retransmitir en directo las principales misas.

El toque de queda a las diez de la noche ha condicionado el horario de los oficios religiosos. En ningún caso acaban más tarde de las 21.30 horas, para permitir a los asistentes volver a sus casas. Esto también rompe, quizá, con el aura intimista de algunos momentos de la Semana Santa, como la madrugada del Jueves Santo, pero no queda otra que adaptarse. Con todo, la principal recomendación es seguir la Semana Santa por televisión. «Hay que tener en cuenta que el aforo de los templos es limitado y habrá una persona controlando el acceso en todos los oficios, por lo que nos sabría mal tener que decirle a la gente que no puede entrar», advierte el presidente de la Junta Mayor, Emili Ripoll. En algunas iglesias, donde su amplitud lo permita, se realizarán procesiones claustrales, es decir, un recorrido dentro de los propios templos, como se hacía en la Edad Media. Así lo ha decidido, por ejemplo la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén (ayer en Beniopa), el Nazareno y el Santo Sepulcro (el Miércoles Santo), la Soledad (el Sábado Santo) y la del Glorioso Encuentro en la Colegiata, el Domingo de Resurrección.

Todo ello se completa con dos acciones más. Por una parte, la exposición «Pasos», que se inauguró el viernes pasado en la Sala Coll Alas y permanecerá hasta el 12 de abril. Está compuesta por elementos cedidos por las hermandades, como vestas de los inicios, estandartes primitivos o incluso una réplica del Santo Sepulcro. El aforo está restringido a seis personas en el interior.

Y por otra, el detalle que han tenido varios comercios del centro histórico, como ya hicieran con las Fallas, de decorar un rincón de sus respectivos escaparates con el Passio y carteles de años anteriores. En total participan 36 establecimientos. Además, el ayuntamiento ha puesto las banderolas, muchas familias han engalanado los balcones de sus casas como si fuera una edición normal, y el centro comercial La Vital ha regalado balconeras a sus clientes, para mantener vivo el espíritu semanasantero.

Bajas en las cofradías

La crisis económica derivada de la epidemia ha pasado factura al censo de cofrades. «No tenemos datos de las hermandades, pero en general sí que nos consta personas que se han dado de baja, esperemos que sea sólo por este año y vuelvan a inscribirse con la misma ilusión», comenta Ripoll.

En tiempos de pandemia, ni la Junta Mayor ni las cofradías se han olvidado de la acción social con los más necesitados, a pesar de que las restricciones han dificultado realizar colectas, como la del Día del Cofrade, que se tuvo que realizar «en diferido». Tampoco habrá este año cena de las Cruces de Mayo. Ya en marzo del año pasado la Junta Mayor hizo una aportación de 12.000 euros, y se ha seguido ayudando a centros como el Preventorio, los franciscanos de Palma o el comedor social. Estos días los cofrades también tendrán un recuerdo especial para las víctimas de la covid.

Por otra parte, y por sacar alguna lección positiva de esta época, Ripoll opina que esto permitirá «regresar a la esencia de la Semana Santa», en el sentido de apreciar la dimensión espiritual y reflexiva que tienen estos días, «y mirar otra vez a la parroquia, yo creo que nos ayudará a hacer una Semana Santa mejor en 2022».