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Alcaldes en la pista de despegue

El nombramiento más sonado, el de la ministra Diana Morant

Alcaldes en la pista de despegue

Cuando se le pregunta a un alcalde por sus aspiraciones políticas, casi siempre la respuesta es un clásico. Dirigir un ayuntamiento es el mayor honor que puede alcanzar una persona y eso ya colma sus deseos. Pero, seguramente por casualidades de la vida, la Safor se acaba de convertir en un ejemplo que rompe ese esquema mental. Porque nada menos que los alcaldes de las tres principales ciudades de la comarca han abandonado voluntariamente sus cargos en esta legislatura para asumir competencias en otras administraciones. Se diría, también, que la vara de mando les ha servido de trampolín para escalar y salir disparados hacia responsabilidades más altas.

Diana Morant en Gandia, David González en Oliva y Jordi Juan en Tavernes de la Valldigna aprovecharon sus respectivas alcaldías como pista de despegue para ponerse al frente de organismos de la Generalitat o del Gobierno de España.

Sin duda, la más sonada fue la alcaldesa de Gandia. El pasado julio Diana Morant recibió una llamada de la Moncloa y horas después ya estaba en el palacio presidencial para aceptar el reto que le proponía Pedro Sánchez. Morant dejaba de ser alcaldesa, cargo que había ostentado durante los últimos seis años, y recogía de manos de Pedro Duque la cartera del Ministerio de Ciencia e Innovación, donde, por cierto, se está mostrando tan activa en las redes sociales como lo fue durante su mandato en el ayuntamiento.

En una operación política de auténtico relámpago, y con el apoyo de Compromís Més Gandia Unida, el despacho que ocupaba en la plaza Major no se quedó vacío ni un día. En este caso puede hablarse de un relevo absolutamente natural. El número dos de la lista del PSPV-PSOE, José Manuel Prieto, quien también era el principal apoyo de Morant en la gestión municipal, tampoco dudó a la hora de recoger el testigo y ponerse a dirigir el consistorio, lo que también le permite abrir la fase de promoción como candidato a alcalde en 2023, una posición de la que hoy nadie tiene la menor duda.

En Tavernes de la Valldigna el despegue fue sorprendente por su prontitud respecto a las elecciones municipales. Una semana después de que Jordi Juan, de Compromís, fuese investido alcalde, el Consell anunció que le nombraba secretario autonómico de Innovación y Transformación Digital. Así ponía punto y final a ocho años al frente del consistorio vallero.

El relevo ya no fue tan natural como en Gandia. La asamblea local de Compromís optó no por la número dos de la lista, Mónica Palomares Bixquert, sino por el tres, Sergi González, hombre de confianza de Jordi Juan, quien recibió el apoyo y la promesa de sus compañeros de estar a su lado en la nueva responsabilidad. Así asumió el cargo para iniciar una legislatura con un gobierno de Compromís en solitario y en minoría que, tras muchas negociaciones, derivó con un pacto del Botànic con el PSPV-PSOE. Eso le ha garantizado la mayoría absoluta para gobernar con total tranquilidad.

La última dimisión, en este caso precedida de un insistente rumor, ocurrió este viernes. David González, alcalde de Oliva durante casi ocho años y 17 como concejal de Compromís, acababa de ser nombrado director general del Institut Valencià d’Estadística, de manera que se incorpora a la gestión del Consell de la Generalitat.

En unos días la número 4 de la candidatura de Compromís, Yolanda Balaguer, se pondrá al frente del Gobierno local, en el que también están los concejales del PSPV-PSOE.

Aunque la repercusión fue mucho menor, en julio de 2019, solo unos días después de ser investida alcaldesa de Guardamar de la Safor, Rosana Seguí, también de Compromís, aceptó el cargo de directora general de Comercio, Artesanía y Consumo de la Generalitat, cediendo el testigo a Anabel Ferrer.

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