El Ayuntamiento de Potries acaba de aprobar un catálogo de bienes y espacios protegidos que va mucho más allá de lo que es normal. Porque a la lógica inclusión de edificios que casi siempre entran en esa relación, entre ellos el propio ayuntamiento, la iglesia, el calvario o la ermita, se añade la singularidad del conjunto de otros elementos que merecen ser preservados y que en muchos lugares ya se han perdido.
Lo llamativo del catálogo de Potries es que blinda todas aquellas construcciones que forman parte del sistema de riego tradicional. Y no es poca cosa porque, en esta localidad situada donde el Serpis sale de las montañas y entra en la llanura de la Safor, existen elementos que tienen más de cinco siglos porque desde allí se tomaba y distribuía el agua para llevarla a los campos de cultivo.
El motivo de esa inclusión es, efectivamente, el peligro de que acaben desapareciendo por desidia o porque alguien, asumiendo que ya no son útiles, los destruya al pensar que no son importantes. Como ha quedado constatado en esta y en muchas otras localidades, la extensión de las redes de riego a goteo, que canaliza el agua por tuberías subterráneas, ha originado primero el abandono y después la desaparición de pequeños azudes, sifones, canales, acueductos y partidores de agua.
Los ejemplos se encuentran a montones y las imágenes de su pérdida también. En esta localidad, sin ir más lejos, se encuentran las llamadas «Casa Fosca» y «Casa Clara», dos partidores que, junto a sus acequias, se construyeron a partir del año 1511, cuando María Enríquez, duquesa de Gandia, y Serafí de Centelles, conde de Oliva, firmaron la «Concòrdia» que permitió repartir el agua del Serpis en sus dominios.
El Ayuntamiento de Potries hace años que llamó la atención de que el cambio al goteo ponía en peligro la supervivencia de una gran parte del patrimonio hidráulico y que era necesario implicar a todas las administraciones, así como a las comunidades de regantes y a los propios agricultores, en la labor de mantenerlas.
Así, hasta el Consell Valencià de Cultura, muchos de cuyos miembros acudieron a una visita para contemplar esos elementos del sistema de riego, instó a adoptar medidas de protección. El arqueólogo municipal Albert Vázquez también llevó a cabo un catálogo de esos bienes, y Potries estableció una ruta señalizada que permite recorrer los «caminos del agua», hasta el punto de acoger no pocos visitantes, lo que contribuye a alimentar el turismo de interior. En otros lugares las señales indicadoras de sendas, acequias o acueductos de esa misma época situados entre el Serpis y el Vernissa, colocados desde hace mucho tiempo, o bien han desaparecido o bien se han deteriorado tanto que resultan del todo inservibles.
Buscar la máxima protección
A partir de ahora Potries abre el camino para declarar el sistema secular de riego como Bien de Relevancia Local (BRL), junto a otros elementos arquitectónicos, etnológicos o unidades de paisaje, pero la alcaldesa, Assumpta Domínguez, señala que la idea es elevar la propuesta para que la Generalitat los incluya en la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC), que supone la máxima protección jurídica.
En cualquier caso, desde ahora toda actuación que suponga una alteración de alguno de esos elementos patrimoniales queda sometida a control de la administración.
«Se trata de preservar esta herencia que nos define como pueblo y garantizar que la legamos a nuestros hijos y nietos», dijo ayer la alcaldesa. Por su parte, Sergi Vidal, concejal de Cultura y Patrimonio, no ocultó su satisfacción por este primer catálogo de bienes protegidos, «resultado de un ingente trabajo de estudio, protección y promoción que ha durado muchos años y que ahora hemos ampliado y adaptado a la legislación vigente».
