Hace tres décadas buena parte del entorno del puerto de Gandia eran espacios degradados, sin atractivo y, como ocurrió con el desguace situado en el muelle sur, lleno de contaminación y rechazo ciudadano. Fue más o menos entonces cuando el Ayuntamiento de Gandia adoptó aquella histórica decisión de comenzar a dar pasos para que ese recinto, hasta entonces puramente un centro de actividad comercial, fuera también reconocido como atractivo, un lugar urbano en el que poder disfrutar de un paisaje sin duda singular. Uno de los ejemplos más relevantes de aquella idea se había adoptado en el Port Vell de Barcelona, que no sin muchos esfuerzos, gran inversión y muchos años había pasado ser un lugar de ocio y disfrute.

En Gandia aquella actitud ha dado lugar a uno de los espacios más significativos y, si bien todavía queda mucho por hacer, el puerto «es» una parte de la ciudad. Lógicamente ahí quien también apostó decididamente fue la Autoridad Portuaria de València (APV), organismo titular de todo el recinto, que vio con buenos ojos la idea del ayuntamiento y aceptó los pasos a seguir para conseguirlo.

Toda esa transformación, y la que queda por hacer, ha tenido ahora el reconocimiento internacional porque la APV ha sido invitada por el Banco Mundial para presentar sus "buenas prácticas en la relación puerto-ciudad" en el marco del programa «Green Transport in Turquiye» que se ha celebrado en la ciudad de Izmir (Turquía).

El jefe de Planificación Estratégica e Innovación de la APV, Juan Manuel Díez Orejas, explicó en este foro que el modelo de gestión de Valenciaport «está orientado al diálogo y la búsqueda de iniciativas que desarrollen la complementariedad del Puerto y la Ciudad» y ha destacado distintas actuaciones realizadas en los últimos años en los tres recintos que gestiona la APV, que son los puertos de València, Sagunt y Gandia.

Díez recordó la creación en 2015, a propuesta del presidente de la APV, de los Comités Asesores de los puertos de València, Sagunt y Gandia, organismos presididos por los alcaldes de cada una de estas ciudades para favorecer la resolución de cuestiones relativas a la interrelación de los recintos portuarios con las respectivas tramas urbanas.

En relación con Gandia, la exposición realizada el encuentro de Izmir incluyó los avances para la actuación en dos zonas. Una de ellas entre los tinglados de fruteros del 5 al 17, y el espacio situado entre su fachada sur y el límite del ámbito portuario comercial. Otra es la fachada norte, que incluye el ahora llamado Moll dels Borja, un paseo que miles de ciudadanos disfrutan, especialmente en verano, con espléndidas vistas a la dársena, al muelle comercial y a la hilera de tinglados, algunos de ellos centenarios. La otra área en la que se ha actuado incluye el edificio y la plaza de la Llotja de pescadores y el entorno de la iglesia de Sant Nicolau.

Innovación y sostenibilidad

Precisamente el próximo 22 de octubre está previsto que la APV y el Ayuntamiento de Gandia den detalles sobre el proyecto que, con una inversión superior a los dos millones de euros, se acometerá en los próximos meses y años en la explanada situada a espaldas de los tinglados.

En materia de sostenibilidad ambiental, Juan Manuel Díez Orejas también explicó las acciones que está llevando a cabo la APV en su objetivo cero emisiones en 2030, donde también el puerto de esta ciudad va a ser un referente internacional porque entre esas acciones figura la construcción de una planta solar en Gandia con una potencia cercana a un megavatio en la que se va a invertir 1,5 millones de euros. Esa minicentral fotovoltaica convertirá al puerto gandiense en el primero de Europa autosuficiente, es decir, en producir por medios sostenibles la misma energía que consume, algo a lo que contribuye que se trata de un puerto pequeño con una limitada demanda de energía que, obviamente, nada tiene que ver con otros recintos, caso de València.