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El neuropediatra alicantino Francisco Carratalá que trabaja en la Unidad del hospital de San Juan y también es profesor en la Universidad Miguel Hernández, conoce al dedillo los problemas de sus compañeros de especialidad ya que desde hace año y medio está al frente de la Sociedad Española de Neuropediatría, una disciplina sin regular, ya que no está reconocida como tal por el ministerio para cursarla dentro del MIR, y en la que faltan profesionales, porque los dos años extras de formación que se requieren son vocacionales. El especialista reconoce que en La Fe hay muy pocos especialistas y asegura que un tercio de las consultas externas de los hospitales son de neuropediatría.

¿Qué opina de que en La Fe haya un año de lista de espera en su especialidad?

Sí, hay muy pocos profesionales. Conozco el caso. Somos conscientes del escaso número de especialistas. Otros hospitales de la misma categoría como el de la Reixaca en Murcia o Valle d'Hebron tienen entre siete y doce neuropediatras.

O sea que en La Fe, que son cuatro, hay la mitad de lo que tendría que haber

Ya en ocasiones hemos recomendado a este hospital de Valencia que la situación debe mejorar porque hay un 'boom' de demanda de asistencia de neuropediatría.

¿A qué se debe este aumento?

Se va profundizando en los temas. La asistencia a los niños no consiste solo en el diagnóstico; ahora tenemos más posibilidades como aconsejar a las familias y aplicar nuevas terapias. La sociedad quiere profesionales preparados, cuando están en vías de preparación la cobertura no es como nosotros desearíamos.

¿Qué sucede para que haya tantos niños con problemas neurológicos?

Además de la epilepsia, el retraso mental y el retraso psicomotriz, estamos encontrando una base orgánica en muchas enfermedades que se suponía que eran por razones de conducta o ambientales. Hay una patología neuroconductista como el autismo, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad que requieren una asistencia multidisciplinar. Una asistencia a estos niños sin el neuropediatra es incompleta. Tienen tanta complejidad que es difícil que un solo especialista pueda organizar toda la atención que necesitan.

¿Tienen suficientes medios?

Si no se da una respuesta multidisciplinar es muy difícil que las familias y los niños estén bien atendidos. Aunque tengan apoyo psicopedagógico escolar, necesitan que un neurólogo infantil asegure los fármacos que toma son correctos y que no hay complicaciones con otras enfermedades. Es un tema complejo, pero si no se aborda así está asegurado el fracaso de la asistencia en casi todos los casos.

¿Hay más hospitales con lista de espera?

Que yo sepa no. Todos los hospitales tienen mucha presión. La Neuropediatría representa un tercio de las consultas externas de los hospitales. No es una patología menor, es emergente. Somos conscientes de que hay un aumento de la demanda que no se puede atribuir a problemas organizativos. Es generalizado. Se produce en todas partes.

¿Cuando empezaron a aumentar los casos?

En los últimos diez años empezó el incremento de demanda en las consultas de neuropediatría.

¿Qué repercusiones tiene el diagnóstico tardío?

No se puede poner a todo el mundo en el mismo saco. Hay diagnósticos que no son de un día como el autismo, que son procesos largos. Yo no me siento capaz, por mucha evidencia que haya de que sea un trastorno autista, de confirmarlo sin haber reforzado la asistencia a la familia. No es muy ético dar la información de golpe. Por otra parte, un niño epiléptico necesita la valoración de un neurólogo infantil temprano para ver si tiene trastornos de tipo convulsivo.

¿Cómo les afecta a los niños esta lista de espera?

Hay algunos tipos de epilepsia, enfermedades degenerativas, trastornos metabólicos que si la primera consulta se dilata en el tiempo corren riesgos. El problema general es que hay muchos niños, mucha patología emergente y que en general no hay los recursos que debería haber y en algunos sitios, como en La Fe, hay menos todavía.

¿Faltan neuropediatras?

Es una especialidad muy vocacional que debe ser regulada por la Administración pero esto es un laguna mundial. Para ser neuropediatra tienes que hacer una formación extra, después de haber cursado Neurología o Pediatría.