Ni dolor de cabeza, ni adormecimiento, ni siquiera parestesia o dolor muscular o fiebre. La tercera dosis de la vacuna contra la covid está provocando una extraña secuela que, según los médicos de cabecera, está afectando a aproximadamente el 8% de los vacunados y que a quien la padece le hace saltar todas las alarmas. Se trata de la aparición de nódulos, bultos o adenopatías en las axilas e incluso el cuello. Aunque no tiene mayor riesgo, lo cierto es que la aparición de estos nódulos es muy llamativa y se suma al resto de secuelas que los expertos ya han detectado tras la administración de la vacuna contra el coronavirus.

Estos nódulos son, en realidad, inflamaciones de los ganglios linfáticos situados justamente en estas zonas y coinciden con los ganglios más próximos al área en la que inocula la vacuna. El nombre exacto de estas inflamaciones es adenopatía y pueden tener muchas causas. En este caso, su aparición se debe a la vacuna y a la estimulación que esta produce del sistema inmune.

Qué son los ganglios linfáticos y las adenopatías

Los ganglios son estructuras encapsuladas del sistema linfático cuya función es la de filtrar y drenar la linfa en determinadas partes del cuerpo. La linfa contiene glóbulos blancos y es justamente por una concentración anómala de estos por lo que se producen inflamaciones y aparecen estos bultos en la zona de las axilas o el cuello.

De forma natural, los ganglios pueden inflamarse como reacción a una infección o bien como síntoma de enfermedades más graves como el cáncer. En el caso de la vacuna contra el covid, la inflamación se produce de una forma muy similar a la registrada durante cualquier infección. El sistema inmune reacciona ante la vacuna y se sobre estimula provocando una acumulación de glóbulos blancos en los ganglios más próximos a la zona en la que se ha detectado la agresión, en este caso la vacuna. Esta acumulación de glóbulos blancos en los ganglios hace que aparezcan los bultos como consecuencia de la inflamación.

Por norma general, la aparición de estos nódulos tras la administración de la tercera dosis de la vacuna no tiene mayor importancia. El paciente puede experimentar alguna molestia o dolor muy leve como consecuencia de la inflamación en las axilas y el cuello. Sin embargo, se trata de secuelas pasajeras. La inflamación remite al cabo de unos días.