José M. Rambla, Valencia

Nelly Guimaras Sanjuán veranea desde que tenía dos años en Canet d$27En Berenguer y, ahora, acaba de regresar a esta localidad del Camp de Morvedre de una forma muy especial: con un Oscar bajo el brazo. Y es que esta joven francesa de padre gallego y madre aragonesa, es una de las diez personas que formaban parte del equipo de la empresa DDT responsable de los efectos especiales del Laberinto del fauno , última película de Guillermo del Toro que obtuvo cinco estatuillas en la pasada gala de Hollywood.

Galardón que la joven maquilladora no conoció hasta el día siguiente. «La concesión del Oscar me pilló durmiendo a las tres de la mañana, así que me enteré al día siguiente con las noticias y no pude evitar dar un grito de alegría» , recuerda. Una satisfacción especial ya que, como reconoce con orgullo, «un trocito me corresponde».

Su participación en la película ha sido de lo más variada. De ella es, por ejemplo, el repulsivo sapo que se cobijaba en el laberinto, o el brazo destrozado del torturado maquis tartamudo. También aplicó durante el rodaje las prótesis del siniestro Hombre Pálido, o colaboró en dar forma al pecho del Fauno.

Una labor realizada bajo la estrecha vigilancia de Guillermo del Toro. «Él tiene muy claro lo que quiere y sobre la marcha hace muchos cambios hasta que consigue lo que busca» , señala. En cualquier caso, para Guimaras esta supervisión y control no implica una presión en el trabajo. «Él te dirige hacia lo que quiere y, al final, sus propuestas mejoran los resultados». Además, la personalidad del mexicano ayuda mucho a sobrellevar esa vigilancia: «Nunca le oí un grito durante el trabajo, es un hombre muy gracioso y buena persona». Al final, el resultado no deja dudas. «Cuando vimos "El fauno" la mirada se nos iba hacia los efectos especiales, y lo primero que sientes es, ¡guau!, está logrado, la película funciona y estéticamente era bonito».

Este Oscar compartido cierra una etapa de trabajo en DDT que para Nelly Guimaras supone su consolidación definitiva en el mundo de los efectos especiales. De hecho, durante el año y medio que ha durado su colaboración con la empresa catalana dirigida por David Martí y Montse Ribé, ha colaborado en películas como Somne de Isidro Ortiz, la superproducción norteamericana Doom o el filme de Jaume Balaguero Frágiles, con el que también lograron en Goya a los mejores efectos especiales. «La verdad es que no me puedo quejar» , comenta, aunque para añadir inmediatamente: «claro que también me lo he currado mucho».

Una carrera iniciada por casualidad

Una intensa carrera que, sin embargo, comenzó en París un poco por casualidad. «Yo estaba en la universidad, quería hacer una carrera artística, pero de una forma genérica», recuerda. Así,un día caería en sus manos una revista con un anuncio de la Escuela de Maquillaje Artístico ITM, en pleno Barrio Latino, y allí, se quedó con la miel en los labios recibiendo un taller de una semana sobre efectos especiales, campo que para entonces ya sabía que era su vocación. «La suerte que tuve es que de allí pasé a la casa Kaméléon y después a DDT» , destaca.

Además de en el cine, estos años ha trabajado para la televisión y el teatro, incluyendo estrafalarios proyectos, «como una "Flauta mágica" de Mozart dirigida por Jean Pierre Mas, que acabó metiendome en un circo con elefantes»..

Ahora, tras todos estos meses de intenso trabajo, espera nuevos proyectos junto a la playa de Canet. Y de vez en cuando, no puede evitar pensar en la experiencia vivida por sus jefes y otro de sus compañeros, el especialista de Burriana, Juan Serrano. «Él llevaba muchos más años que yo en la empresa y era normal que acompañara a los jefes; pero el estar allí, junto a Spilberg, Scorsese o Brad Pitt» y apostilla: «no es envidia, es curiosidad».