En los años 30 el pequeño Elio, huérfano de padre, no había pisado una escuela y se ganaba la vida como podía. Era botones en una revista y le gustaba garabatear. La primera vez que vio un desfile fue del valenciano Pedro Rodríguez. Llevaba alpargatas, una rota, pero dirigió la sesión de fotos. Luego fue escaparatista para Elizabeth Arden. Decoró el salón de belleza con dos sombreros. Se vendieron. Le pidieron que hiciera vestidos. Con telas prestadas. Se vendieron. A 50.000 pesetas. Acabaron en Nueva York. Después llegaron los vestuarios para teatro y, en 1960, la primera casa de costura, el primer desfile.

En aquellos años era un rompedor que hubiese querido ser arquitecto. Un día le visitó la marquesa de Llanzol. Le hizo un traje. "Balenciaga quiere conocerte". La alta costura vivía sus últimos años dorados. Quería retirarse. "Vente -le dijo- empezarás haciendo ojales". Le dijo que no. Cuando el gran maestro vasco cerró su taller "Pertegaz y yo nos repartimos su clientela". "Carmen Polo -recuerda- trajo a la hoy Reina de España, primero a Pertegaz, luego a mí". La vistió durante 14 años. Amante de los felinos, cuando fue a Addis Abeba "le pedí uno y me trajo un guepardo pero no me lo pudo regalar porque había dicho que era para ella".

¿La moda, una banalidad "En absoluto -apunta- los grandes genios siempre han hecho moda: Miguel Ángel y la Guardia Vaticana, Picasso y los ballets rusos, Dalí y el Tenorio..." Los años 60 y 70, evoca con nostalgia, "fueron maravillosos" pero en 1974 cerraron todos los talleres de los couturiers españoles. Berhanyer se pasó al prêt-à-porter aunque "no creo en las tendencias, odio los acrílicos, prefiero la ropa intemporal y mis colores son el blanco y negro, para mí Andalucía es blanco y negro". En Cibeles desde 1994, cree que España, hoy, no exporta moda ni imagen de lujo.

¿Qué le pareció el traje de novia de Pertegaz para la princesa Letizia "Nunca opino del trabajo de mis compañeros, pero me parece maravilloso que elija diseño español". Pero el hombre que ha diseñado 116 colecciones y más de 40.000 trajes puede permitirse comentarios del tipo "Oscar de la Renta es un buen diseñador pero nunca trabajó con Balenciaga". Llegó a Nueva York de la mano de Elizabeth Arden, segunda oferta que Elio -que suele llevar una kipá en la cabeza y viste la bata blanca de los sastres cuando saluda tras un desfile- rechazó. El botones aprendió solo a leer, a escribir y a diseñar, vistió a reinas y actrices y recibió más de 60 premios pero nunca fue capaz de hablar inglés.