Días de mucho, vísperas de nada. Ni por el ganado —los novillos de Javier Pascual no pasaron de discretos tanto en juego como en presentación— ni por los novilleros, que no pisaron el acelerador como se espera de tres aspirantes a ingresar algún día en el escalafón de matadores.

Una solitaria oreja cortada por López Simón al tercero de la tarde fue el único despojo paseado ayer por el albero del coso de la calle Xàtiva. Trofeo más que suficiente si lo que se quería premiar era la disposición del madrileño; si era por eso, parece excesivo, vista sobre todo la colocación de la espada. Una oreja de Valencia debería seguir teniendo peso. Aunque después de lo visto anteayer, cualquiera se atreve a negarle el apéndice al chaval. El caso es que López Simón comenzó la faena de hinojos en el centro geométrico del ruedo, pasando de muleta al utrero en una serie de derechazos. Ya en pie, un pase cambiado y otra serie de derechazos con cierta ligazón. Su obra bajó algo por el pitón izquierdo, ora porque el de Javier Molina se defendía dada su escasa condición, ora porque López Simón tampoco quiso complicarse la vida demasiado. Ante el sexto, el novillero madrileño no acabó de acoplarse con la destemplada embestida del animal y la cosa terminó en silencio.

Por su parte, Sergio Flores anduvo variado de capa en el que saltó en segundo lugar, un ejemplar de justísima presencia que resultó tan noble y repetidor como soso en sus embestidas. El mexicano estuvo por encima de su oponente. Un inoportuno pichazo, una estocada que asomó por el costillar y otra contraria dieron al traste con un premio mayor. Con el quinto, construyó la faena sobre el pitón izquierdo y no quiso mayor compromiso por el derecho tras probar su condición en una serie para justificarse.

Finalmente, Pascual Javier no pasó de voluntarioso con su lote. Al que abrió plaza le compuso una serie de derchazos con cierta ligazón a un utrero que destacó por su nobleza, fijeza y repetición. Con el que hizo cuarto, algo más áspero, planteó una faena de largo metraje que tampoco tuvo el eco necesario en los tendidos.

LA NOVILLADA

Un cuarto de entrada en tarde soleada aunque de temperatura fresca. Se lidiaron seis novillos de Javier Molina, justos de presentación y de juego desigual. Pascual Javier (azul pavo y oro): saludos tras aviso y silencio tras aviso. Sergio Flores (azul purísima y oro), palmas tras aviso y silencio; López Simón (azul purísima y oro): oreja y silencio. Presidió Juan Moreno, sin complicaciones. Pesos por orden de lidia: 443, 432, 432, 448, 441 y 430 kilos.