Detección precoz

A ajo, a huevo podrido, a manzanas, a moho...¿a qué huelen las enfermedades?

El olor corporal puede ser útil en la detección precoz de algunas dolencias como la diabetes o la insuficiencia renal

El olfato puede servir para detectar enfermedades.

El olfato puede servir para detectar enfermedades.

Nieves Salinas

"Por curioso que parezca, ciertas enfermedades se pueden relacionar con distintos olores característicos. Por ejemplo, la diabetes puede hacer que el aliento huela a manzanas podridas; la insuficiencia renal, que lo haga a amoníaco u orina; mientras que la enfermedad hepática grave se ha relacionado con el olor del aliento a moho, ajo y huevos podridos...". Así arranca el artículo '¿Se puede oler la enfermedad de Parkinson?’, de Maider Zubelzu, estudiante de doctorado en Farmacología en la Universidad del País Vasco y ganadora del Premio de Divulgación sobre Medicina y Salud Fundación Lilly-The Conversation 2023. La búsqueda de biomarcadores para detectar esas dolencias es fundamental en las más difíciles de diagnosticar, como el párkinson, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica.

Su relato explica de forma empírica cómo las personas que sufren ciertas enfermedades producen olores concretos y detectables por el olfato y se centra en cómo el sebo podría ser un biomarcador accesible en el diagnóstico precoz del párkinson. Reflexiona sobre la importancia de seguir financiando este tipo de estudios para encontrar indicadores tempranos de esta enfermedad, que se espera que en 2040 afecte a más de doce millones de personas.

Oler la enfermedad

Pero, ¿por qué cambia el olor de una persona cuando está enferma?. Porque nuestros cuerpos expulsan constantemente sustancias volátiles al aire que respiramos, mediante el aliento, sudoración, excreciones, etc, explica en el artículo, publicado en The Conversation, una plataforma de divulgación del conocimiento académico y científico. Antes de sumergirse en la redacción del trabajo, indica la autora a este diario, sabía que el olor corporal podía ser útil en la detección precoz.

Conocía, por ejemplo, que los perros, al tener un gran sentido de olfato, pueden detectar algunos tipos de cáncer o los niveles de azúcar en personas con diabetes. Sin embargo, "no conocía esta relación entre el cambio de olor y el párkinson, ni su posible utilidad en el diagnóstico temprano".

La diabetes que no está bajo control "puede producir que el aliento huela a manzanas podridas"

El aroma de estas sustancias puede variar dependiendo de la edad, el estilo de vida y la dieta, pero también si una enfermedad produce alteraciones en nuestro organismo, indica la autora en su trabajo. Por eso el olor corporal no es constante, matiza. Por ejemplo, especifica, la diabetes que no está bajo control "puede producir que el aliento huela a manzanas podridas. Esto es causado por el cúmulo de cuerpos cetónicos en la sangre, es decir, de ácidos que el cuerpo produce al descomponer la grasa para obtener energía, y estos cuerpos cetónicos se van liberando con la respiración".

La insuficiencia renal crónica "puede provocar que el aliento huela a amoníaco u orina"

Si se habla de insuficiencia renal crónica, Zubelzu afirma que "puede provocar que el aliento huela a amoníaco u orina, debido a un incremento en los niveles de ácido úrico en sangre y en la exhalación de compuestos volátiles malolientes". Por otro lado, la enfermedad hepática grave puede producir que "huela a moho, ajo y huevos podridos o incluso una falla orgánica puede provocar que el aliento huela mal. Algunas enfermedades metabólicas también pueden producir cambios, como la trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado, que como dice el nombre, puede producir un intenso olor corporal a pescado", añade.

Maider Zubelzu, doctoranda en Farmacología en la Universidad del País Vasco.

Maider Zubelzu, doctoranda en Farmacología en la Universidad del País Vasco. / Cedida

Y, muy curioso, abunda, las enfermedades mentales "también se han relacionado con cambios de olor corporales. Estas enfermedades pueden generar síntomas sistémicos, es decir, que afecten a todo el cuerpo, ya que el cuerpo y la mente están muy relacionados. Por ejemplo, una persona con esquizofrenia puede tener un olor corporal que recuerde al olor del moho".

Enfermedad de Parkinson

El artículo por el que ha ganado la III edición del Premio de Divulgación sobre Medicina y Salud Fundación Lilly-The Conversation 2023 se centra en cómo el sebo podría convertirse en un biomarcador accesible en el diagnóstico precoz del párkinson. "Mi proyecto de tesis trata, en concreto, sobre caracterizar un modelo animal de esta enfermedad a nivel comportamental, histológico y electrofisiológico. Caracterizar un modelo fiable puede permitir conocer los procesos fisiopatológicos implicados e identificar posibles dianas terapéuticas útiles. Quería escribir sobre un tema relacionado con esta enfermedad neurodegenerativa y que fuese interesante", explica Maider Zubelzu.

La doctoranda ha indagado en "la curiosa historia" de la escocesa Joy Milne y la relación entre el olor y el párkinson que padecía su marido

Un día, su tutora de tesis, Teresa Morera, le habló sobre "la curiosa historia" de la escocesa Joy Milne y la relación entre el olor y el párkinson. Se animó a escribir sobre ello. Hace más de una década, Joy acudió con su marido, Les, diagnosticado con la dolencia, a una conferencia sobre este tema. Años antes de que Les fuese diagnosticado, Joy notó que el olor de su esposo había cambiado: se había vuelto más almizclado, parecido al de la madera. La sorpresa llegó cuando la mujer reconoció ese mismo olor en la conferencia, donde la sala estaba llena de personas afectadas por la misma enfermedad.

"En una conferencia posterior, realizada en Escocia en 2012, Joy, nerviosa ante la mirada de los espectadores, se lo comentó al ponente de la conferencia, el investigador de la Universidad de Edimburgo Tilo Kunath. Éste contactó con la química analítica de la Universidad de Mánchester, Perdita Barran, para conocer su opinión al respecto. "Aunque Kunath estaba esperanzado, Barran se encontraba algo escéptica", relata el artículo de Zubelzu.

Oler camisetas usadas

Al final, hicieron una prueba a ciegas, donde le dieron a oler seis camisetas usadas por personas con párkinson y otras seis de controles sanos. Joy consiguió identificar las prendas de los enfermos y, además, marcó la prenda de uno de los controles sanos como si tuviese la dolencia. Un buen porcentaje de acierto que intrigó aún más a los investigadores cuando la persona supuestamente sana fue diagnosticada con párkinson nueve meses después, recrea.

La sobreproducción de sebo, conocida como seborrea, es un síntoma de la enfermedad de Parkinson

"Tras este trabajo piloto, se siguió investigando, y en 2019 se publicó un estudio, dirigido por Barran, en el que pasaban una gasa por la parte trasera del cuello y la parte superior de la espalda para analizar los componentes presentes en el sebo, un biofluido ceroso que contiene compuestos volátiles olorosos y es rico en lípidos", explica la autora en su trabajo. El sebo, detalla, es excretado por las glándulas sebáceas de la piel y su sobreproducción, conocida como seborrea, es un síntoma de la enfermedad de Parkinson. Obtenían la muestra de sebo de esas zonas del cuerpo y no otras porque Joy decía que ahí era donde más olor encontraba en las camisetas.

Observaciones olvidadas

Una historia increíble que, sin embargo, ya había sido estudiada, con anterioridad, indica Zubelzu. Ya en 1927 un cardiólogo, David Krestin, se percató que los pacientes presentaban gran cantidad de sebo en la cara. Krestin pensaba que se podría utilizar para el diagnóstico, pero la comunidad científica "no tuvo en cuenta sus declaraciones".

En los últimos años se han estudiado los compuestos volátiles y lípidos presentes en el sebo como posibles biomarcadores

En los últimos años, añade, se han estudiado los compuestos volátiles y lípidos presentes en el sebo como posibles biomarcadores -un biomarcador es una sustancia cuya alteración puede indicar la presencia de alguna enfermedad- para el diagnóstico temprano de la dolencia. En la Universidad de Mánchester, Perdita Barran y su grupo "han obtenido resultados interesantes al encontrar que esos compuestos presentes en muestras de sebo de pacientes de párkinson y personas controles, varían. Han desarrollado una nueva técnica no invasiva para analizar estas muestras de forma accesible y rápida, en unos 2-3 minutos", detalla Zubelzu.

Una nariz artificial

El objetivo es crear algo parecido a una "nariz artificial" que sea capaz de distinguir las muestras de personas con párkinson y controles de forma fiable. Una vez detectados biomarcadores prometedores en el olor, hay que generar dispositivos digitales que puedan detectar las alteraciones de estos biomarcadores, abunda la investigadora. "Si alguna vez pudiesen llegar a la aplicación clínica estos dispositivos, sería un gran avance para la enfermedad de Parkinson", asegura.

Parkinson, la enfermedad neurológica que más aumenta.

Parkinson, la enfermedad neurológica que más aumenta. / EPE

A día de hoy, el problema es que la enfermedad se diagnostica en etapas muy avanzadas, cuando aparecen los síntomas motores tan característicos, y para cuando ha ocurrido una perdida neuronal de alrededor de 60% en la sustancia negra, el área afectada por la dolencia, advierte la investigadora.

¿En qué trabaja actualmente?. Maider Zubelzu está investigando sobre etapas un poco más avanzadas de la dolencia, pero ha publicado artículos sobre otro posible biomarcador de la enfermedad de Parkinson, la alfa-sinucleína, una proteína que se agrega de forma patológica y puede tener diferentes conformaciones. "Además, está relacionado con el modelo animal con el que estoy trabajando en mi proyecto de tesis, ya que inducimos el párkinson en los animales utilizando la alfa-sinucleína", apunta.

La medición de los niveles de esta proteína en distintos biofluidos, como el líquido cefalorraquídeo, la sangre o plasma podría ser un biomarcador potencial para el diagnóstico. "Me parece muy importante e interesante investigar en la búsqueda de estos biomarcadores", zanja la investigadora vasca.