En Mallorca

"Estoy de okupa porque con dos hijos, y sola, mi sueldo no da para más"

Seis familias ofrecen a este diario su testimonio sobre cómo viven en Mallorca con un salario medio frente al constante encarecimiento del nivel de vida

José Carlos Aceituno posa ayer junto a sus dos hijos.

José Carlos Aceituno posa ayer junto a sus dos hijos. / ANABEL RUIZ

Anabel Ruiz

"Me he visto obligada a okupar una casa del banco porque con dos hijos, y sola, mi sueldo no da para más. Y, aun así, me cuesta mucho llegar a final de mes". Es el testimonio de Marta Jiménez, quien hace apenas unos meses dejó Manacor para okupar una vivienda en Felanitx. Lleva años trabajando pero sus 1.500 euros mensuales son "insuficientes" para hacer frente a la avalancha de gastos que tiene por delante, ella sola. "O doy de comer a mis hijos o pago el alquiler, una de dos. Pero todo es inviable con un solo sueldo", revela.

Según cuenta, ha contactado con la entidad financiera para negociar un alquiler social "asequible", pero ésta se ha negado. "No estoy orgullosa de ello, pero no me ha quedado otra opción. No puedo destinar más de la mitad de mi sueldo a un alquiler porque entonces ¿qué comemos?", se pregunta, al tiempo que cuestiona que haya tantas viviendas de los bancos cerradas. "Deberían ponernos más facilidades y no consentir que se especule tanto con los precios. Acceder a una vivienda es un derecho y no un privilegio", defiende.

También Carmen Quintero hace malabares para llegar a fin de mes. Tiene dos hijos (de doce y seis años) y es madre soltera. "Pago 500 euros de alquiler por una casa vieja, así que me doy por contenta porque todo está prohibitivo", subraya esta joven de 29 años, que trabaja como camarera de pisos en un hotel de Portocolom. Asegura no saber explicar cómo lo hace para llegar a todo: "Voy muy justa siempre y con cualquier imprevisto te ves abocado a endeudarte. Es un círculo vicioso del que es muy difícil salir". Y pone como ejemplo la rotura de un electrodoméstico: "Se convierte en un drama porque no hay dinero para imprevistos".

Carmen Quintero hace malabares para llegar a fin de mes.

Carmen Quintero hace malabares para llegar a fin de mes. / ANABEL RUIZ

Horas extras

Una circunstancia en la que se siente reflejada Luciana Gamaja: "Hoy en día es imposible ahorrar. Justo te da para vivir y comer". En su caso en casa son cinco: dos adultos y tres menores. Y aunque entran dos sueldos, con el aumento del coste de vida en la isla, "sobre todo la cesta de la compra -incide-", salen adelante "justos". Por ello, siempre que se puede -asevera Gamaja- hacen horas extras, a fin de inyectar "algo más ese mes". "Con tres niños pequeños los gastos se disparan y con ellos hay cosas en las que no puedes recortar", reconoce.

Luciana Gamaja incide en el elevado coste de la compra.

Luciana Gamaja incide en el elevado coste de la compra. / ANABEL RUIZ

Y eso es lo que precisamente hace Sixto Escobar cada vez que le surge la oportunidad. Es pintor y aunque sus hijos "ya han salido del nido", siempre que puede hace horas extras para vivir más holgado. Él, su mujer y sus dos cuñados que viven con ellos. Escobar cita, como el resto de testimonios recogidos por este diario, la alimentación como una de las partidas con mayor desembolso, obviando la vivienda. "La cesta de la compra se ha encarecido mucho pero los sueldos siguen igual", lamenta. 

Sixto Escobar aprovecha para hacer horas extra.

Sixto Escobar aprovecha para hacer horas extra. / ANABEL RUIZ

"50 euros ahora te dan para cuatro cosas en el súper"

Una queja que también recoge Maria Ballester, de 32 años: "Antes con cincuenta euros llenabas una bolsa en el súper. Ahora solo te da para comprar cuatro cosas". En su caso, en la actualidad no paga alojamiento porque reside en la vivienda de su pareja, pero rememora cuando lo hacía. "Era imposible llegar a fin de mes porque la mitad de mi sueldo se iba en el alquiler. Y después come, paga la factura de la luz, el agua,...", enumera, mientras confiesa que fueron tiempos "difíciles". Trabajaba en aquel momento de camarera en un bar y las propinas se convirtieron en un grato aliado para afrontar "mejor" las semanas.

Maria Ballester, junto a su perro Nano.

Maria Ballester, junto a su perro Nano. / ANABEL RUIZ

Por su parte, José Carlos Aceituno, electricista de profesión, agradece haberse comprado su casa hace más de dos décadas: "Eran otros tiempos y si trabajabas podías permitirte comprarte una vivienda. Sin embargo, hoy en día los jóvenes lo tienen muy difícil por no decir imposible". Los papeles de compra de su primera casa los firmó con tal solo 22 años. Ahora, veinte años después, ya la tiene pagada, lo que le permite -señala- vivir "más tranquilo". Aunque, eso sí, "sin lujos, solo el día a día".

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