«Lo duro ahora es asimilar que esto ha pasado de verdad»

De nuevo los abrazos, las lágrimas desconsoladas y los rostros de rabia y dolor. Después de una semana de angustia, los familiares y amigos de Vanessa Ferrer pudieron ayer reencontrarse con el cuerpo de la adolescente antes de decirle adiós en el entierro de hoy. Los restos de la menor asesinada llegaron por la tarde al tanatorio de Enguera, donde la capilla ardiente se ha alargado toda la noche en medio de un amplio dispositivo integrado por agentes de la Guardia Civil y efectivos de Protección Civil, que facilitaron la llegada a las decenas de personas que quisieron despedirse de Vanessa y arropar a su entorno después de la tragedia.

Dos profesionales de Psicólogos sin Fronteras reforzaron las tareas de apoyo a la familia, que desde el primer día ha estado acompañada muy de cerca por un equipo municipal formado por dos psicólogas y dos trabajadoras sociales. «Han sido muchos días sin poder verla. Lo necesitaban. Los tiempos han hecho que la familia se agote y se desespere más y más», resume un portavoz, que advierte a continuación: «Ahora lo duro es hacerse a la idea de que esto ha pasado de verdad».

La madre de la menor denunció su desaparición el pasado jueves. El viernes por la mañana fue hallado su cadáver en la profundidad de una sima, pero se necesitaron varias horas antes de que pudiera ser rescatado y luego conducido a Valencia para la autopsia. «Después de tanto tiempo, los familiares estaban muy afectados y ha habido que acompañarlos para que vieran el cuerpo. Se han desbordado, como es normal, pero han estado muy arropados por el pueblo», subraya uno de los psicólogos de refuerzo. El entorno de amigos y compañeros de instituto de Vanessa también recibe ayuda. «Muchos aún no pueden aceptar lo que ha pasado: todavía no se lo creen, sobre todo los adolescentes», observa. Chella sigue conmocionada.