Pensando en el presente trabajamos para el futuro. La Policía se enfrenta a retos de futuro complejos, como la ciberdelincuencia, el terrorismo, las redes de trata de seres humanos o la violencia de género, pero sin olvidar el pequeño delito que tanto preocupa al ciudadano y que es el que genera sensación de inseguridad». Es el mensaje que lanzó ayer el jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, José Javier Cuasante, en la conferencia pronunciada en el Ateneo Mercantil dentro de los actos del 195 aniversario del cuerpo, bajo el título «La Policía Nacional, pasado, presente y futuro: nuevos retos».

Cuasante hizo un detallado repaso histórico por el modelo policial español, desde aquel primer germen que fue la creación de la Policía General de Vigilancia y Seguridad Pública del Reino mediante la cédula real firmada por Fernando VII el 8 de enero de 1824 al actual Cuerpo Nacional de Policía regulado por la ley orgánica 2/86. Un texto de cuya valía da testimonio, afirmó el jefe superior, el hecho de que «en los casi 33 años de vida que tiene esa ley no haya sufrido nunca modificaciones».

El recorrido histórico sirvió a Cuasante para concluir que «la evolución de la Policía es paralela a la evolución social y política de España. No se entiende la primera si no se tienen en cuenta las convulsas circunstancias que ha vivido este país en los últimos 200 años. Somos el resultado de las circunstancias que concurrieron en cada momento en estos dos últimos siglos de la historia de España, y que hicieron que cada gobierno que entraba, sobre todo en el siglo XIX, intentase adaptar la policía a su situación».

Un futuro complejo

El jefe de Policía, que contó con la presencia no sólo de toda la cúpula policial de València, sino también de los máximos representantes de la judicatura, de la Guardia Civil y del Ejército, entre otros, aclaró que la explicación histórica es imprescindible para entender la actual estructura del modelo de seguridad y del modelo policial elegidos por la democracia española.

Detalló someramente la estructura organizativa y las funciones del Cuerpo Nacional para concluir enumerando los retos de futuro a los que se enfrenta el cuerpo, que pasan, aseguró, «por la adaptación a los nuevos modelos delincuenciales». En ese punto, apostó por «no perder el hilo» para poder luchar al mismo tiempo contra «el crimen organizado, la ciberdelincuencia, el terrorismo, la trata de seres humanos o la violencia de género y contra los pequeños delitos que generan alarma social».

Eso sí, puso el acento, principalmente, en conseguir «aumentar la seguridad objetiva que es la que comprometen los pequeños delitos que causan alarma social», porque, afirmó, «al ciudadano le parece lejano que detengamos grupos organizados. El ciudadano tiene que saber que estamos para resolver su problema, por pequeño que sea, y que puede ir a su trabajo, a pasear o adonde quiera con la certeza de que va a ser una actividad segura».