El Ministerio Fiscal y las acusaciones particulares han elevado la solicitud de pena de diez años de prisión a 26 para el presunto asesino confeso de Juan Pablo Langa, alias 'Tejo', el joven de 25 años asesinado de un tiro en la cabeza cuyo cadáver fue fallado carbonizado en un descampado de Bonrepòs i Mirambell en mayo de 2004. De esta forma piden para José Ángel P. T., alias 'Guiz', más años de condena que incluso para el presunto autor material (25 años y 7 meses) y para los otros dos cooperadores necesarios (23 años), al retirar la atenuante de confesión ya que «en el acto del juicio se desdijo de sus anteriores declaraciones, retractándose de todo lo manifestado».

Como ya informó Levante-EMV, el acusado, cuya confesión autoinculpatoria trece años después del crimen permitió reabrir la causa e incriminaba a tres amigos, alegó el día del juicio que se lo había inventado todo y que los había incriminado «por venganza». No obstante, el procesado dio detalles que únicamente podía conocer alguien que hubiera estado presente en el crimen o los investigadores.

No obstante, el testimonio del forense que realizó la autopsia del cadáver dejó ayer abierta la posibilidad de que el relato de confesión del principal encausado no fuera real. Según el especialista del Instituto de Medicina Legal de València, «lo más probable» es que el asesinato no se produjera en el mismo lugar del hallazgo del cuerpo carbonizado, sino que fuera trasladado hasta allí el cadáver. Incluso, ante las preguntas del letrado de la defensa Juan Carlos Navarro, apuntó que la capucha que portaba en la cabeza no tenía ningún orificio de bala y que posiblemente fue colocada postmortem para evitar precisamente que no se derramara sangre durante el traslado. De igual modo el orificio de entrada en el cráneo tampoco es compatible con el calibre que apuntó el presunto asesino confeso.

Todo ello hace que la versión del acusado, y principal prueba de cargo hasta la fecha, pierda credibilidad. Pese a ello, los miembros del jurado cuentan con una serie de indicios que apuntan a la culpabilidad de los acusados; como las escuchas telefónicas donde los acusados se incriminan, la moto del fallecido en el garaje de una finca donde tiene un piso el procesado y los detalles que dio en su confesión.