Dos jóvenes que se conocen en una discoteca de València, tras estar bebiendo alcohol, y aprovechando el estado en el que se encuentra la chica, el ahora acusado la acompaña a su casa y una vez allí la viola presuntamente varias veces, llegando a causarle lesiones. Por desgracia una de las muchas agresiones sexuales que se cometen un mes tras otro en la capital del Túria. Además en esta ocasión se produce un hecho que ya no es tan habitual, el entorno familiar del detenido, que se encuentra en prisión provisional desde el 8 de enero de 2019, habría tratado de presionar a la víctima llegando a ofrecerle hasta 10.000 euros a cambio de que retire la denuncia.

El juicio por la presunta violación y las lesiones se celebró ayer en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de València, mientras que el supuesto chantaje a la joven, constitutivo de un delito contra la administración de Justicia, está siendo investigado por un juzgado de instrucción de València. El Ministerio Fiscal solicita una pena de diez años de prisión para el procesado, de origen libanés, por un delito continuado de agresión sexual.

El acusado negó durante su declaración haber ejercido violencia alguna contra la joven y alegó que las relaciones sexuales fueron consentidas. Asimismo insistió en que no le dio de beber nada -se sospecha que pudo echarle algo en la bebida- y que la muchacha se encontraba «en perfecto estado». De igual modo también aseguró que él «tampoco iba borracho ni drogado».

Los hechos ocurrieron el 1 de enero de 2019 cuando la víctima se encontraba con un grupo de amigos en un local de ocio de València. Entre ellos estaba una amiga común del acusado y la chica agredida. Esta testigo, que también declaró en la vista oral, asegura que su amiga «hablaba raro» y no estaba en condiciones de irse con nadie, de ahí que discutieran.

No obstante, el acusado atribuye las lesiones que presentaba su víctima a este forcejeo con su amiga, quien según él, «se puso celosa». Pese a su argumentación, la agredida tenía además de lesiones en antebrazo otras en la cadera y los muslos, que no pudo explicar y que son compatibles con una posible agresión sexual.

El procesado alegó que decidieron irse a casa de ella en una taxi y que incluso gastó bromas con los trabajadores de un restaurante italiano por el que pasaron antes. «Va a ser mi futura mujer», les dijo, según su relato.

El de la víctima es bien distinto y refleja claramente la violencia que ejerció contra ella el procesado. Según ha mantenido durante toda la instrucción y ayer en el juicio, recuerda que se despertó en su casa desnuda y con el acusado encima de ella. Pese a su oposición, su agresor la forzó en varias ocasiones, a la vez que la amenazaba e insultaba. «Estoy en busca y captura», «si hablas con otro os mato».