La misma semana de la desaparición y asesinato de Marta Calvo, la joven de Estivella cuyo rastro se perdió en noviembre pasado en Manuel y cuyo presunto asesino, Jorge Ignacio P. J., fue detenido la semana pasada tras confesar que había descuartizado el cuerpo de la chica, Marta fue protagonista de una noble escena que habla mucho de su personalidad y su solidaridad. Marta Calvo vivió ese instante en un gran momento personal, con muchos planes para su futuro más inmediato, unos planes lamentablemente que se truncaron de manera trágica tras una cita con el sospechoso y único detenido por el crimen.

Marta Calvo quería abrir un centro de estética especializado en manicura y pedicura, tal como ha revelado Mariano Navarro, portavoz de la familia de la joven. "Ya tenía los permisos de apertura -ha detallado- y el negocio tenía hasta el nombre elegido: Ponte guapa".

La segunda cita entre Marta Calvo y Jorge Ignacio P. J.

Sin embargo, antes de poder hacer realidad este proyecto, Marta Calvo se cruzó con Jorge Ignacio P. J. en una segunda cita entre ambos que acabó con la muerte de la joven. Según el acusado, la víctima perdió la vida durante una fiesta íntima con sexo y cocaína que el sospechoso organizó para celebrar su cumpleaños, algo que deberá corroborar la autopsia al cadáver de la chica en caso de que éste pueda ser localizado.

Marta Calvo estaba muy ilusionada con la apertura de su centro de estética, tanto que la misma semana de su muerte se fue con su madre a celebrarlo. La joven le compró un regalo a su progenitora para agradecerle su apoyo y, al pasar por la puerta de un centro comercial y ver a una persona pidiendo, le dio cinco euros. "Mamá -le dijo a su madre-, nosotros lo tenemos todo y este señor no tiene ni dónde dormir". Así era Marta Calvo.