Todo hacía indicar que con las pruebas en la mano, entre ellas un audio que la propia víctima grabó con su teléfono móvil donde se escuchan los instantes previos al crimen, el ataque y la agonía de Milko Remberto, no cabía otra posibilidad que una condena, pero la acusada se mantuvo firme en sostener su inocencia durante el juicio. Finalmente, los miembros del jurado popular no han tenido ninguna duda respecto de su responsabilidad e intencionalidad en la muerte de su pareja, ocurrida en octubre de 2017 en València, y declararon a Flor María Ch., de 32 años y nacionalidad boliviana, culpable por unanimidad de un delito de homicidio con las circunstancias agravantes de abuso de superioridad y parentesco.

El Tribunal Popular también aprecia probada la circunstancia atenuante de que la homicida actuó bajo la influencia del alcohol, que también contemplaba el Ministerio Fiscal. De hecho, el veredicto declara probados punto por punto todos los aspectos sostenidos por la tesis del fiscal, quien solicita para la procesada una pena de doce años y medio de prisión.

La acusada había tratado de hacer creer que la muerte de su compañero se había producido de forma accidental durante un forcejeo cuando éste, según ella, le arrebató el cuchillo. No obstante, el audio que la víctima logró grabar con su teléfono móvil antes de morir ha resultado finalmente la clave para su condena. En dicha prueba, de la cual informó en exclusiva hace meses Levante-EMV, se escucha claramente cómo la ahora declarada culpable por un jurado popular discute acaloradamente con su pareja, a quien recrimina por otras supuestas relaciones amorosas, y al que amenaza de muerte en varias ocasiones.

«No sabes lo hija de puta que soy, te voy a matar», «no vas a vivir, no vas a vivir», le dice según consta en la grabación, que fue reproducida en la primera sesión del juicio el pasado lunes a instancias de la Fiscalía.

En el desgarrador audio, un extracto del cual está recogido en el vídeo se escucha el momento justo en el que la acusada le clava a su pareja un cuchillo en el corazón, así como la agonía de la víctima, un boliviano de 40 años.