De las más de 250 muestras de ADN analizadas hasta ahora por la Guardia Civil dentro de la investigación por el homicidio de Marta Calvo en la casa alquilada por su presunto asesino, en Manuel, en noviembre pasado, los analistas del Departamento de Biología del instituto armado han aislado perfiles genéticos de al menos seis mujeres, incluyendo el de la joven de Estivella.

De momento, ella es la única que tiene nombre, ya que los investigadores desconocen a día de hoy a quién pertenece el ADN de las otras cinco. Tres de esos perfiles genéticos fueron encontrados en el Volkswagen Passat que Jorge Ignacio P. J. confesó haber utilizado para transportar las bolsas con los restos de Marta la noche que se deshizo de ellos, razón por la que trató de deshacerse del coche antes de su detención, pidiéndole a un conocido que lo desguazara.

La huella genética de una de las mujeres estaba en el asiento trasero, el ADN de otra fue obtenido con el análisis de un pelo hallado bajo una de las alfombrillas de esos asientos y el de la tercera apareció en dos puntos dentro del maletero. Nadie sabe de quiénes se trata, pero varias de las mujeres que han declarado cómo Jorge Ignacio las drogó y estuvo a punto de matarlas administrándoles cocaína a escondidas en los genitales durante encuentros sexuales pactados contaron a la Guardia Civil que el ahora encarcelado las había recogido y trasladado a su coche.

De todos modos, resulta extraño, a juicio de los investigadores, que no haya un solo vestigio biológico de Marta Calvo en ese coche, a pesar de que fue una de las últimas personas en subirse a él.

La joven fue recogida en València por Jorge Ignacio P. J., quien la trasladó en el Passat a la casa que tenía alquilada en Manuel, donde supuestamente la mató con el habitual método de introducirle grandes cantidades de cocaína en el cuerpo. Eso sucedió en la madrugada del 7 de noviembre. El coche fue recuperado de la nave donde iba a ser desguazado, en el Puig, tal como adelantó Levante-EMV apenas una docena de días más tarde. Pese a ello, la Guardia Civil no ha hallado ni rastro de Marta en ese escenario, pero sí de otras mujeres.

En cuanto a los otros dos perfiles femeninos, uno de ellos, en mezcla con el de Jorge Ignacio P. J., fueron aislados precisamente en la casa de Manuel. El acusado residía en el piso de l'Olleria y la otra vivienda, la de Manuel, era en realidad el lugar al que llevaba a las mujeres con quienes pactaba encuentros sexuales y el que usaba también para el resto de sus 'negocios'.

Por eso, no es extraño que entre las muestras biológicas los agentes hayan encontrado el ADN de dos mujeres no identificadas. Uno de los vestigios estaba en el edredón blanco que cubría la cama del dormitorio del acusado y el de la otra, en un cobertor de colchón de la misma cama. Además, el perfil de esta mujer, mezclado con el del presunto asesino, fue aislado en un sofá en el salón de la vivienda.

Varias de las mujeres que han declarado hasta ahora contra Jorge Ignacio P. J., relatando sus prácticas sexuales de riesgo extremo para ellas -el relato de varias de las víctimas muestra el terror que pasaron; alguna incluso continúa hoy en tratamiento psicológico, explicaron a la Guardia Civil que los encuentros con el acusado fueron precisamente en esa casa de Manuel.