Minutos antes de la una de la madrugada de este domingo el jurado popular que juzga el caso de la muerte de Aarón, un bebé de dos años asesinado a golpes en septiembre de 2018 en un barrio de Elx, declaró culpables a los dos acusados del crimen. Se trata de la madre del pequeño y de su pareja sentimental, autor de la brutal paliza según el veredicto del tribunal popular. Ella fue declarada también culpable, por omisión, al «ser conocedora del maltrato habitual y no hacer nada por impedirlo», tal y como recoge el veredicto. El jurado descarta aplicar atenuantes por consumo de drogas y asegura que eran «plenamente conscientes» del daño causado.

El veredicto llegó tras seis días de juicio. La primera sesión tuvo lugar hace una semana exacta, cuando declararon los dos acusados. El padrastro del menor asumió la autoría de la paliza, que atribuyó a un ataque de ira provocado por el consumo de estupefacientes. La madre del niño, por su parte, declaró que el día de los hechos, el 13 de septiembre de 2018, había salido del domicilio que compartía con el acusado y el pequeño en el barrio ilicitano de Carrús para ir al médico y a la farmacia, y que al llegar a casa se encontró con el pequeño malherido.

Según su versión, fue entonces cuando buscaron la ayuda de los vecinos. Una mujer les llevó hasta el Hospital del Vinalopó, con el pequeño ya inconsciente. De camino, llegando al centro, sufrieron un accidente de tráfico, por lo que la conductora contra la que chocaron fue finalmente quien trasladó a la pareja y al pequeño al hospital. Allí saltaron las primeras alarmas: no todas las heridas que presentaba el niño correspondían a esa misma mañana. Se abría entonces la investigación por un presunto delito de maltrato habitual. El pequeño falleció cuatro días después en el Hospital de Alicante a causa de las heridas, ya que tenía lesiones graves en el cerebro provocada por la falta de asfixia, por lo que las pruebas forenses apuntaron a que el pequeño fue estrangulado.

Tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares pedían para los dos acusados la prisión permanente revisable por el asesinato, a lo que se sumaba un delito de maltrato habitual. Ante ello, la acusada había mantenido en el juicio que no era conocedora de ese maltrato y su pareja, pese a que sí confesó la paliza mortal, negó que le maltratara habitualmente.