Después de casi cuatro horas para seleccionar a los miembros del jurado popular que deberá dirimir sobre la participación en el doble infanticidio de Godella de los padres de los dos pequeños asesinados en marzo de 2019, ha sido el momento en el que los acusados han sido trasladados desde calabozos a la sala Tirant Lo Blanch de la Ciudad de la Justicia, donde a lo largo de los próximos días se juzgara la muerte a golpes de Ixchel, de seis meses, y su hermano Amiel, de tres años y medio.

Nueve personas legas en derecho, más dos suplentes, deberán decidir si ambos acusados actuaron de común acuerdo, “haciendo y dejando hacer el uno al otro”, según sostiene el Ministerio Fiscal, y acabaron con la vida de sus propios hijos durante un supuesto ritual de ‘regresión de las almas’. La madre, que sufrió un brote agudo de la esquizofrenia paranoide que padece, es inimputable, ya que según acreditan los informes psiquiátrico forenses, no era consciente de sus actos. Es por tanto en el otro acusado, el padre, donde se centrarán las claves de este juicio que ha congregado a multitud de medios de comunicación dada la conmoción que generó el asesinato de los menores en marzo de 2019.

Gabriel Salvador ha sido el primero en entrar en la sala, custodiado por la Policía Nacional. Con camisa y el pelo rubio y con un corte de pelo muy distinto a la imagen que de él guardaban los medios de comunicación, el acusado trata así de alejarse de esa visión de persona alternativa, con creencias místicas y que se sentía objeto de una supuesta secta, para presentarse como un padre responsable y que sí se preocupaba por el bienestar de sus hijos. Acto seguido ha entrado la madre de los menores, quien ha podido sentir el apoyo de su familia. La abuela materna de los niños que tendrá que declarar mañana, fue quien alertó del riesgo que corrían sus nietos

Los hechos por los que serán juzgados desde hoy tuvieron lugar la noche del 13 al 14 de marzo del año 2019. Los acusados, que albergaban creencias místicas y religiosas relacionadas con la purificación de las almas mediante baños de agua y en el renacimiento de las almas tras la muerte de los cuerpos, bañaron en la piscina de la casa a los pequeños con el propósito de purificarlos y, posteriormente, les propinaron «multitud de violentos golpes, principalmente en la zona de la cabeza, bien con un objeto contundente o con fuertes golpes contra el suelo», hasta acabar, presuntamente, con las vidas de los pequeños, de tres años y medio y seis meses.

Tras ello, enterraron los cuerpos sin vida en diferentes lugares de la parcela donde se ubicaba la vivienda. «En ese momento la mujer padecía una esquizofrenia de tipo paranoide, que se encontraba en fase de brote agudo, que anulaba las bases psicobiológicas de su inteligencia y voluntad», según reza el escrito del fiscal. Por ese motivo, a ella se le considera inimputable, aunque se pide el internamiento en un centro médico. En cambio, se considera que el hombre no padece ningún tipo de trastorno de la personalidad según los informes que en su momento realizó el departamento de psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de València.

Arranca el juicio por el doble parricidio de Godella

Arranca el juicio por el doble parricidio de Godella Agencia ATLAS

Preocupación de la madre

La Fiscalía reseña que a principios del 2019 las ideas sobre que eran perseguidos por una secta fueron a más, «fundamentalmente por dos acontecimientos». En primer lugar, la denuncia por la ocupación ilegal de la vivienda y en segundo, porque la madre de ella, inquieta por la actitud y la conducta de los acusados, «estaba continuamente pendiente de ellos por miedo a que les pasara algo a sus nietos».

Atenazados por esas creencias, pensaron que la única forma de proteger a sus hijos del supuesto asedio era, presuntamente, terminar con sus vidas «y enviarlos al más allá para que posteriormente pudieran revivir».

La Fiscalía apunta que inicialmente era el hombre quien profesaba ese tipo de creencias místicas y religiosas, que « fueron poco a poco asumidas por su pareja tras la constante reiteración de él». La pareja llegó a Godella en los inicios de la primavera del 2011 y ocupó la vivienda, la cual arreglaron para hacer habitable. Estaba rodeada de de terrenos de cultivo y tenía un pequeño jardín y una piscina.