Un jurado popular deberá determinar si la muerte de Matheus Rudolfus de Bruijn, un ciudadano holandés de 36 años precipitado desde un séptimo piso de una finca de la calle Ángel de Villena de València en septiembre de 2019, fue un accidente o un homicidio.

La versión del acusado, que se enfrenta a una pena de doce años y medio de cárcel, según la petición del Ministerio Fiscal, es que la víctima cayó al vacío de forma accidental durante una noche loca de alcohol y drogas en su vivienda. No obstante, sus mentiras a la Policía tras el hallazgo del cadáver, tratando de entorpecer las investigaciones, y los testimonios de los vecinos, quienes escucharon una discusión previa justo antes del momento de la caída, apuntan hacia su culpabilidad.

Pero la prueba más clara de que se trató de un crimen y de la presunta implicación de David D. A., de 42 años y nacionalidad española, radica una vez más en los informes forenses del Instituto de Medicina Legal de València. En la autopsia los especialistas en patología hallaron lesiones en el cuello del fallecido compatibles con un forcejeo o intento de estrangulamiento.

Los hechos, que serán juzgados esta semana por un tribunal popular, ocurrieron en la madrugada del domingo 29 de septiembre de 2019 en el inmueble del acusado, situado en el séptimo piso de una finca de la calle Ángel de Villena de València. Víctima y presunto homicida apenas se conocían, de hecho, según reconoce el acusado, habían coincidido esa noche en un bar y después de estar tomando alcohol y algún otro tipo de sustancia, le invitó a subir a su casa para seguir la fiesta en su domicilio, donde consumieron drogas, cocaína según el informe toxicológico.

No había transcurrido ni una hora desde que ambos se encontraban solos en el piso cuando se inició una violenta discusión por causas que se desconocen. Los testigos que escucharon la pelea sitúan la hora a las dos de la madrugada. Sobre la posibilidad de que la misma se iniciara por una cuestión sexual, el acusado sigue negando que discutieran.

Pese a no estar claro el motivo de la discusión, la Fiscalía mantiene, como así prueban los informes forenses, que el acusado «agarró del cuello y los brazos a Matheus y, con el fin de acabar con su vida, lo empujó por una ventana que daba a la calle, precipitándole al vacío desde unos 22 metros de altura». Debido a la caída sufrió politraumatismo severo e insuficiencia cardiorrespiratoria aguda, falleciendo acto seguido.

Cuando los agentes de la policía llegaron al lugar y empezaron a entrevistarse con los posibles testigos de lo ocurrido, el sospechoso, que se cambió la camiseta antes de bajar a la calle, les mintió descaradamente diciendo que no conocía al fallecido y que posiblemente se había precipitado desde el piso 14. No fue hasta horas después, tras lograr el grupo de Homicidios de la Policía Nacional establecer el domicilio desde el que se había precipitado, cuando los investigadores pudieron realizar una inspección ocular en su piso. Ya había tenido tiempo de sobra para limpiar toda la casa y borrar cualquier vestigio de pelea.