El titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Gandía ha acordado la puesta en libertad provisional del octogenario detenido en la población de Miramar por la muerte de su mujer. El titular del juzgado, que se ha desplazado esta mañana hasta el hospital donde se encontraba ingresado el arrestado, ha tomado esta decisión tras conocer los detalles de la autopsia practicada a la víctima, en la que queda claro que la muerte fue accidental.

El juez ha adoptado esta decisión de acuerdo con el criterio de la Fiscalía porque la autopsia apunta a que el fallecimiento de la víctima tuvo un origen accidental, fruto de una caída. Además, el juez ha recibido informes médicos que confirman que el hombre detenido es inimputable al sufrir una enfermedad neurodegenerativa. Por todo ello, las diligencias penales que habían sido incoadas serán objeto de archivo. Según ha informado fuentes judiciales, el octogenario, que también tenía problemas de movilidad, quedará ahora a cargo de un hijo.

El suceso tuvo lugar entre las 22.30 y las 23 horas del pasado sábado. El propio hombre salió a la calle a pedir ayuda y se encontró con un repartidor de comida a domicilio a quien dijo «he matado a mi mujer». En una primera exploración al cuerpo no se apreciaron signos externos de violencia, según apuntaron fuentes de la investigación a Levante-EMV. No hay denuncias previas de violencia machista en la pareja, lo que no significa que no existiera, algo que los investigadores tratarán de aclarar.

" Él la quería mucho y ella a él, igual; quien diga otra cosa, enreda"

Los informes que constan en la Policía Local de la localidad sobre atenciones al matrimonio se centran en auxilios por caídas y no por discusiones o agresiones, como explican las fuentes.

Los dos tenían problemas de movilidad. El hombre se desplaza con andador y, según señalan los vecinos, ha sufrido un importante deterioro de su estado físico y de salud en el último año. Ella utilizaba dos muletas para moverse, pese a lo cual se encargaba de atenderle. Un vecino próximo a la vivienda les ayudaba haciéndoles recados o llevándoles donde necesitaran. La madre de este hombre, Encarnación Ramírez, señala que «son muy buenas personas, juntos siempre. Él la quería mucho y ella a él, igual; quien diga otra cosa, enreda».