El joven de 21 años detenido en la noche del martes tras intentar matar a su madre en Navarrés llevaba un mes de discusiones con sus padres porque se había dejado el trabajo por las burlas de las que era objeto en el entorno laboral por su aspecto físico. Las fuentes consultadas por Levante-EMV han confirmado que el chico llevaba sufriendo acoso desde la infancia por parte de algunos de sus compañeros de colegio, hasta el punto de que incluso dejó el instituto por la misma razón. La víctima, de 61 años, permanece ingresada en estado grave en La Fe, aunque ha experimentado una esperanzadora mejoría en las últimas horas.

Mientras tanto, el presunto agresor, que no ha mostrado señales aparentes de arrepentimiento y permanece callado y apático desde que se entregó a la Policía Local de Navarrés, continúa en los calabozos de la Guardia Civil de Xàtiva, cuyo equipo de Policía Judicial se ha hecho cargo de la investigación. En principio, no será puesto hasta el viernes a disposición de la jueza de Instrucción número 1 de Xàtiva, quien estaba en funciones de guardia el martes, cuando se produjeron los hechos.

Aunque no se conoce aún la versión del investigado, distintas fuentes han explicado que el detonante parecen haber sido los últimos episodios de acoso ocurridos. Desde hacía un tiempo, el Ayuntamiento lo había contratado como conserje para el Pabellón Deportivo Municipal. Según fuentes conocedoras de las situación, el joven dejó el trabajo hace apenas unas semanas, porque algunos jóvenes se habían burlado de él en el polideportivo municipal, con insultos personales relacionados con su aspecto físico y otras vejaciones. Al parecer, tampoco había expuesto su situación con claridad ni en casa, ni en el consistorio, por lo que ese abandono del puesto había generado tensiones con sus padres, que no conocían la razón real, el acoso, que le había llevado a irse sin más.

Desbordado por la situación

En principio, ese desbordamiento emocional de Andrés P. A. y las últimas discusiones en casa estarían en el origen de la agresión a su madre, Carmen C. A., a quien atacó cuando estaba sentada en el sofá, ajena a lo que iba a ocurrir, y solo cuando el padre, policía local de Navarrés jubilado, ya había salido de casa, ubicada en el número 11 de la plaza del Bario.

El joven acometió a su madre, tal como adelantó Levante-EMV en exclusiva, con un cuchillo de cocina hasta en tres ocasiones, dos en el cuello y otra más entre el hombro y la parte superior de la espalda. Andrés P. A. soltó el arma y, sin decir palabra, se fue caminando hacia el retén de la Policía Local, a 500 metros de su casa, mientras la madre llamaba a su marido y al 112 pidiendo ayuda desesperadamente.

El presunto agresor se encontró de camino a un compañero de trabajo quien, al verlo ensangrentado, se prestó a ayudarle y lo acompañó hasta la sede policial. Una vez allí, avisaron a la alcaldesa de Navarrés, que alertó a la Guardia Civil, mientras los agentes de la Policía Local acudían a la casa en auxilio de la madre.

Además, llamaron al centro de salud, lo que permitió que se desplazara al domicilio personal sanitario local. Sin embargo, al ver la gravedad de las heridas y la brutal hemorragia sufrida por Carmen, el centro de información y coordinación de urgencias (CICU) optó por enviar un equipo SAMU en el helicóptero medicalizado de la Generalitat, que estabilizó en el lugar a la mujer y luego la evacuó a toda velocidad al Hospital La Fe, en cuya UCI permanece ingresada. La mujer ha recibido varias transfusiones de sangre desde su ingreso para reponer la perdida como consecuencia de las cuchilladas.

Aunque su estado era crítico, su evolución ha sido muy buena, y ayer tarde incluso pudo cruzar unas palabras con sus familiares, por lo que, por fortuna, el riesgo letal parece haberse reducido considerablemente.