"Estamos aterrorizados. No hacen más que entrar en las casas y no vemos que se esté haciendo nada. En el ayuntamiento nos dicen que no tienen personal para patrullar y la Guardia Civil tampoco ha detenido a nadie". La denuncia, refrendada por todos los vecinos, parte de José Hernandis, presidente en funciones de la Asociación Residencial Santa Ana de Albal, un espacio fuera del casco urbano, con apenas un 20 % de la promoción construida, lo que, unido a la falta de iluminación y el abandono, "aumenta la desprotección de las casas y la inseguridad de quienes vivimos o tenemos un chalé aquí".

La realidad es que llevan seis asaltos en menos de tres meses, el último, el martes por la noche. En uno de ellos, los ladrones, que siempre actúan encapuchados para evitar las cámaras de seguridad, incluso se toparon dentro con la hija de los dueños, que aún no se ha recuperado del susto.

«Una de las vecinas vive muerta de miedo. Le quitaron todo el dinero y el oro que tenía para la comunión de la niña»

Algunos de los robos se han quedado en intentonas, porque saltaron las alarmas. De hecho, todos los vecinos han decidido emplear esa barrera de seguridad ante la situación de psicosis y temor desatada entre ellos por lo que consideran una auténtica oleada. "En los años anteriores, se había producido algún robo, pero eran aislados. Lo que está sucediendo ahora, ya no es ni normal ni aceptable", afirma uno de ellos.

Esta familia es una de las dos en cuyas viviendas trataron de entrar el pasado viernes por la noche. La alarma saltó en una de las casas y las cámaras captaron a los encapuchados corriendo por el jardín. En la segunda, llegaron a encaramarse a la valla, pero renunciaron a entrar porque justo en ese momento salía la hija menor y llegaba el mayor, quien nada más acceder al interior conectó la alarma perimetral, así que salieron huyendo.

"Incluso nos hemos hecho un grupo de Whatsapp, y nos protegemos unos a los otros", explica el presidente en funciones. Ese canal de comunicación inmediato, al que todos están "muy atentos, porque sabemos que en cualquier momento pueden atacar al siguiente" es el que evitó, por ejemplo, que la noche del viernes consiguieran su objetivo, ya que unos vecinos alertaron a otros y todos salieron a la calle. Gracias a ellos, incluso llegaron a ver el que creen puede ser el vehículo de los asaltantes.

"Estuvieron horas dentro"

El robo más grave se produjo hace apenas un mes, el 11 de abril. La víctima, una mujer a quien robaron todas las joyas y el dinero que tenía en casa preparado para la comunión de su hija. "Esa mujer está destrozada. La han arruinado. Se lo llevaron todo. Y ahora vive muerta de miedo, porque no sabe si van a volver. En su caso no solo la han dejado sin nada, sino que, además, consiguieron anular la alarma y estuvieron dos horas dentro de la casa" campando a sus anchas, denuncia el presidente en funciones de la asociación vecinal, aún en fase de creación.

Este martes por la noche, cuando dieron el último golpe –hasta ahora–, los ladrones consiguieron entrar forzando una ventana corredera, pero apenas estuvieron unos minutos, dado que la central de alarmas detectó su presencia y los hizo huir. Eso sí, tuvieron tiempo "de registrar todos los cajones y revolver los armarios. ¡Incluso movieron los colchones para ver si había dinero debajo!», explica el dueño. Por fortuna, no pudieron llevarse nada de valor «porque no vivimos ahí, así que no había nada que robar. Vino la Policía Local y una patrulla de la Guardia Civil. Yo había dicho a mi familia que no tocaran nada, por si luego venían a tomar huellas. Se lo dije a la patrulla, y me dijeron que ellos no hacían eso. Pero luego tampoco han mandado a otros agentes a inspeccionar, la verdad".

Han robado hasta las farolas

Los vecinos han hablado «varias veces» con el concejal de Seguridad y le han pedido más vigilancia, y con el ayuntamiento para solicitar que repongan el alumbrado público "porque también se lo han llevado. Había unas 150 farolas pequeñas, iluminando el paseo perimetral alrededor de la urbanización y ya no queda ni una, lo que aumenta la inseguridad, porque pueden estarnos vigilando de noche desde muy cerca sin que nosotros nos demos cuenta. Y hasta ahora, salvo una vez, siempre han entrado justo cuando sabían que la gente no estaba en casa, así que estamos seguros de que nos han estado controlando".