El caso de la secta sexual destapada a mediados de marzo en la localidad de Vistabella, en la que presuntamente se cometían actos aberrantes cometidos tanto con adultos como menores de edad, ha dado un giro inesperado, ya que el considerado como líder de esta organización, Antonio G. L., de 64 años, ha fallecido en la cárcel. Se investigan las causas del repentino óbito de una persona que aportó pocas claves al asunto, ya que se acogió a su derecho a no declarar. Desde su detención, en una espectacular operación desplegada por la Policía Nacional a mediados de marzo, permanecía en prisión provisional en el centro penitenciario de Castelló.

Una estancia que fuentes consultadas por Levante-EMV calificaron como complicada. Por un lado, debido a su discapacidad (tenía problemas crecientes de salud, movilidad reducida e iba en silla de ruedas), por lo que en todo momento estuvo en el área de enfermería. Pero sobre todo por presentar una conducta (especialmente en los primeros días) considerada como altiva y prepotente.

Imagen del líder de la secta.

Desde que el Juzgado de Instrucción número 6 de Castelló decretara su ingreso en prisión provisional sin fianza, el principal investigado en la trama se mostró «altivo» e «irrespetuoso» con el personal de la prisión, quien lo calificó de «maleducado». Con el paso de los días, este carácter habría cambiado, con mayor predisposición a colaborar, mientras permanecía en la enfermería, e incluso contaba con la ayuda de otro reo para poder hacer frente a sus problemas de movilidad. 

En la primera fase de la investigación se calculó que podría enfrentarse a una pena de hasta 80 años de cárcel por diversos delitos.