El bautizado por algunos medios de comunicación como el ‘Rambo de Requena’, aunque haya crecido y vivido entre Sagunt y Canet de Berenguer y su aspecto diste mucho del indestructible personaje que interpretó Sylvester Stallone, se enfrenta ahora a penas que ascienden a los 21 años de prisión por la oleada de robos con violencia, armado con una escopeta de cañones recortados, y otros con fuerza en casa habitada, cometidos entre enero y marzo de 2020 en la comarca de Utiel-Requena y zonas rurales de Siete Aguas. Pedro Lozano Jiménez, de 31 años recién cumplidos, se encuentra en prisión cumpliendo ya otra condena de 27 años de cárcel por dos homicidios en grado de tentativa –entre otros delitos– tras tirotear en la localidad turolense de Muniesa a dos guardias civiles, uno de los cuales fue alcanzado en el abdomen y el antebrazo, sufriendo graves secuelas.

A esta sentencia condenatoria, que ha sido recurrida tanto por la defensa del valenciano como por las acusaciones –que sostienen que los hechos son constitutivos de dos tentativas de asesinato– se suma ahora la causa que tiene pendiente Pedro Lozano en los tribunales valencianos por la espiral delictiva que a principios de 2020 protagonizó en el interior de la provincia sin causa aparente. De hecho hasta ese momento no había cometido delito alguno del que se tenga conocimiento y los que lo conocen lo describen como una persona apocada y que nunca antes había mostrado indicios de violencia.

El Ministerio Fiscal solicita para el conocido ‘Rambo de Requena’ un total de 21 años de prisión por cuatro delitos de robo con violencia e intimidación, un robo con fuerza en casa habitada en grado de tentativa y un delito de tenencia de arma prohibida. Así como una multa de 1.800 euros por un delito leve de usurpación de vivienda. Realmente este era el delito más frecuente en sus andanzas delictivas en Requena, colarse en inmuebles aprovechando que no estaban sus moradores para pernoctar allí y comer los suministros que encontrara.

Pero a partir del 28 de febrero de 2020, por causas que solo él sabe –su familia tampoco se explica que le pasó– Pedro comenzó una espiral de violencia que terminó el 8 de junio con su detención tras un amplio despliegue. La Guardia Civil logró abatirlo de un disparo horas después de que tiroteara a dos agentes en Muniesa. Todavía portaba la misma escopeta de cañones recortados, del calibre 12, con la que amenazó a varias de sus víctimas en Requena para apoderarse de sus vehículos. Aunque los coches acababan muchas veces siniestrados en el arcén la carretera, prueba de que sus habilidades como conductor tampoco son las de un ‘Rambo’.

Armado con una escopeta: «No quiero matarte, llévame donde te diga»

Una furgoneta Citroën C-15, una Ford Transit Courier y hasta una grúa. El 28 de febrero de 2020 Pedro Lozano se apoderó bajo amenazas de estos tres vehículos tras encañonar a sus víctimas con la escopeta de cañones recortados. Primero le exigió las llaves del vehículo a un trabajador de un viñedo, quien tuvo que saltar a un ribazo para escapar. En su huida escuchó dos detonaciones.

Una hora después. «No quiero matarte, llévame donde te diga», el acusado amenazó al conductor de la grúa en la pedanía requenense de Casas de Cuadra mientras le colocaba el arma en el estómago. El hombre logró escapar y vio como el acusado embestía con la grúa la furgoneta sustraída.  

El conocido ‘Rambo de Requena’ tampoco fue muy lejos, en Caudete de Las Fuentes sufrió un accidente. Así, que tras recorrer varios kilómetros a pie volvió a robar otro vehículo en la aldea de Penen de Albosa. Los tres vehículos sufrieron importantes desperfectos.

Al día siguiente fue sorprendido en el interior de una casa de Los Duques por su propietario, y por la propia Guardia Civil, que ya estaba alertada por los robos en la zona. El acusado, que portaba una gorra y se estaba comiendo una chocolatina, se escondió detrás de un coche en el patio interior cuando los agentes gritaron: «Alto, la guardia civil». Acto seguido y tras apuntarles con la escopeta, salió corriendo y emprendió su temeraria huida.

El 9 de marzo volvió a amenazar a otro vecino, en este caso en el municipio de Siete Aguas. El hombre estaba buscando espárragos cuando vio al acusado escondido detrás de una olivera. Aunque inicialmente se subió en el coche junto a su víctima, después de recorrer unos kilómetros permitió que el dueño del coche se apeara y prosiguió la marcha solo hasta sufrir un nuevo accidente en una pista forestal.