Juzgan al policía acusado de asesinar a su mujer en Mislata y tratar de ocultar el crimen con un incendio

El procesado, que ya fue investigado por una violación a una mujer que murió en otro fuego, se enfrenta a 40 años de prisión

El policía local jubilado acusado de asesinar a su mujer en Mislata en la Nochebuena de 2020, junto a su letrado.

El policía local jubilado acusado de asesinar a su mujer en Mislata en la Nochebuena de 2020, junto a su letrado. / Ignacio Cabanes

Un jurado popular juzga desde hoy a Juan Carlos G. H., el policía local jubilado acusado de asesinar a su mujer en Mislata y provocar un incendio para tratar de ocultar su presunto crimen machista. El Ministerio Fiscal solicita para el procesado 40 años de prisión, concretamente 25 años por un delito de asesinato y 15 años más por el incendio con riesgo para las personas, como adelantó Levante-EMV.

«Se está quemando el sofá de mi casa, estoy intentando entrar pero no puedo, mi mujer se encuentra dentro». Esa fue la llamada que realizó el acusado en la Nochebuena de 2020 al teléfono de Emergencias. Dicha llamada fue analizada por especialistas del Análisis de la Conducta (SAC) de la Unidad Central de la Policía Nacional, quienes antes de conocer el resultado de la autopsia ya señalaron que la versión del acusado, quien asegura que cuando se inició el fuego estaba paseando al perro, no era creíble.

La clave del caso está en la autopsia realizada por los médicos forenses del Instituto de Medicina de València, quienes hallaron unas marcas en el cuello de la víctima compatibles con una asfixia mecánica. Además determinaron que cuando se inició el fuego María Amparo Cortés, de 58 años, ya estaba muerta, al no hallar productos de la combustión en los pulmones. De igual modo, acotaron la data de la muerte a horas antes de haberse detectado el fuego, muy próxima a la hora de la comida, según mostraba el contenido gástrico hallado en el estómago de la finada.

Por su parte, la defensa del acusado, ejercida por el letrado Víctor Soriano, solicita la libre absolución de su patrocinado. Para ello se aferra a los numerosos intentos de suicidio de la víctima, un total de 19, según los agentes - muchos de ellos excompañeros del propio acusado – que acudieron a estos avisos y que declararán durante el juicio como testigos.

El presunto asesino machista ha solicitado declarar el último, una vez se haya practicado el resto de la prueba y después de haber podido escuchar en sala todos y cada uno de los indicios que hay contra él. Aunque habitualmente el acusado es el primero en prestar declaración, la Fiscalía no se ha opuesto a dicha petición y el procesado contará con esta ventaja extra.

Hasta el momento y desde que fuera detenido por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional un año después del crimen, el expolicía siempre ha negado haber matado a su mujer y haber prendido fuego a la vivienda. Según su versión, esa tarde del 24 de diciembre de 2020 salió a pasear al perro a las 19.20 horas y cuando a las 19.42 volvió a subir ya estaba el piso en llamas. «Pese al fuego y el humo accedió a la vivienda preocupado por su esposa e intentó, sin éxito, sofocar las llamas con una palangana que llenó de agua», sostiene el escrito de su defensa. Según argumenta, no llegó a ver a su mujer e inmediatamente llamó al 112 solicitando auxilio.

No obstante, en la sesión de hoy ha declarado el sargento de bomberos responsable de la dotación que acudió esa noche del 24 de diciembre de 2020 a sofocar el incendio. El especialista, que ha declarado en calidad de testigo-perito, ha indicado que se trataba de un fuego “confinado latente de combustión lenta”. Ante las preguntas del fiscal ha admitido que es difícil que el procesado no viera el cuerpo de su mujer, tendido en el suelo, si como sostiene entró y echó agua sobre el sofá para apagar las llamas.

Sobre el riesgo que suponía para el resto de vecinos de la finca un incendio de estas características, delito por el que también se enfrenta el acusado a 15 años de prisión, el experto de bomberos ha señalado que como cualquier otro incendio, lo peligroso para la vida del resto de vecinos no es en sí el fuego, sino el humo que se genera y por el que pueden sufrir una asfixia. En cuanto al potencial riesgo de explosión de una bombona de butano que fue encontrada a escasos metros del foco del fuego, el bombero ha descartado que ésta pudiera explotar.

“Nos vamos a tomar unos whiskys, yo pago”.

Los vecinos han destacado la tranquilidad mostrada por el acusado cuando se encontraba su casa ardiendo. Una testigo ha recordado “la parsimonia” con la que Juanjo le dijo que se estaba quemando la casa y que creía que su mujer estaba dentro. Asimismo, varios de los testigos que han comparecido en el día de hoy han explicado que el acusado estaba más preocupado por los bienes materiales que había perdido y por la muerte de su perro que por el fallecimiento de su propia esposa. De hecho, justo después de que el cadáver de su mujer fuera trasladado al Instituto de Medicina Legal, a alguno de sus vecinos les hizo un comentario llamativo dadas las circunstancias: “Nos vamos a tomar unos whiskys, yo pago”.

El animal con el que fue visto paseando esa tarde, y la coartada con la que la defensa trata de acreditar que cuando se inició el incendio Juan Carlos G. H. no estaba en la casa, fue encontrado muerto en una habitación al fondo de la casa.

En lo que también han coincidido todos los vecinos de la pareja es en los antecedentes de suicidio de la fallecida, utilizando varios métodos, aunque ninguno de ellos el fuego. Además, los testigos han señalado que siempre que Amparo se intentaba suicidar escuchaban gritos o había follón previo que les hacía estar en alerta pero, en cambio, la tarde del crimen les llama la atención que no escucharon nada: “No hubo gritos, ni lloros, ni golpes”.

La Fiscalía solicita 25 años de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco, al considerar que el acusado habría asfixiado a su esposa aprovechando el estado de embriaguez de la mujer –presentaba una concentración de 2,16 g/l en sangre– que le impedía defenderse, y por lo tanto apreciar la circunstancia de alevosía, según ha remarcado el fiscal en su exposición inicial. Después de acabar con su vida cogiéndola del cuello y comprimiéndoselo hasta dejarla sin respiración, según el escrito de conclusiones provisionales del fiscal, el procesado «en un intento por encubrir los hechos, intentando hacer creer que su esposa se había suicidado o al menos que se trataba de un accidente, prendió fuego a la vivienda". Por este delito, al haber puesto en peligro también con el incendio la vida del resto de personas que vivían en el edificio, se enfrenta a otros 15 años de cárcel.

Una de las testigos, que tenía una relación de amistad con la fallecida, ha sacado a relucir en su declaración el antecedente por el que el acusado ya fue encarcelado hace más de veinte años y juzgado por una violación estando de servicio. Juan José G. H., que se enfrentaba a una pena de diez años de prisión, fue finalmente absuelto tras fallecer la víctima y testigo de cargo como consecuencia de un incendio originado en similares circunstancias en el salón del domicilio de esta mujer, en el barrio de Patraix, justo dos días antes de celebrarse el juicio. La testigo ha recordado una conversación con Amparo en la que ésta se quejaba de que nadie la creía, insinuando que su marido era responsable de aquella violación por la que fue absuelto. Absolución que se produjo después de fallecer curiosamente la víctima en otro incendio, cuyo origen la policía determinó en su día que fue accidental.