Estafan a un septuagenario en Llíria con una falsa inversión en criptomonedas

Le convencieron a través de llamadas a su móvil de la alta rentabilidad del producto y acabó instalándose la aplicación que permitió a los timadores hacerse con el control remoto de su teléfono

La Guardia Civil ha logrado recuperar 11.250 euros de los 11.700 estafados

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Se ha quedado en un susto grande, pero pudo ser la ruina absoluta a sus casi 80 años. Es la vieja modalidad del 'timo de la estampita' resucitada con 'cosplay' cibernético. La última víctima (conocida), un hombre de 75 años, vecino de Llíria, que cayó en la trampa de un ciberestafador que le convenció de que iba a ganar dinero comprando criptomonedas con el señuelo más antiguo y mentiroso del mundo: obtener euros a 80 céntimos.

En este caso, la diligente actuación de la Guardia Civil de Llíria y la colaboración de la entidad bancaria de la víctima ha hecho posible recuperar prácticamente todo el dinero: 11.250 euros de los 11.700 que se habían apropiado los timadores, según ha informado este martes la Comandancia de Valencia.

La operación 'Arrere', que los investigadores del Equipo @ de la Guardia Civil de Llíria, especializados en ciberdelitos, pusieron en marcha en cuanto la víctima denunció la estafa, ha permitido, de momento, la imputación de uno de los presuntos implicados, un hombre de 30 años y natural de Guinea Ecuatorial que reside en Madrid.

De todos modos, se trata del último eslabón de la cadena de estafadores, ya que la cúpula de esta organización trabaja casi con toda seguridad desde algún país de otro continente, y se vale de 'mulas' que a cambio de una pequeña comisión prestan su identidad para abrir las cuentas o contratar los servicios necesarios para llevar a cabo la estafa y el desvío del dinero.

La llamada de la inversión

En este caso, la víctima recibió en su teléfono móvil varias llamadas de interlocutores que le ofrecieron ganar dinero a través de la inversión en criptomonedas y que, para vencer su resistencia inicial, le fueron dejando caer datos sobre su persona que les permitió crear el necesario vínculo de confianza, como, por ejemplo, citarle ciertos problemas habidos en el pasado con la Agencia Tributaria. Es una información disponible en internet, pero la víctima no se paró a analizar ese hecho, sino que se dejó llevar por la labia de los estafadores y la perspectiva de ganar dinero.

Una vez convencido, el resto les fue fácil. El hombre, siguiendo las instrucciones de los timadores, instaló en su teléfono una aplicación que él creía la herramienta para gestionar las criptomonedas, pero que en realidad era la vía de entrada de los delincuentes, esto es, un software que le otorgó el control remoto completo del terminal.

De esta manera, capturaron todas sus claves y contraseñas para acceder a su banco y efectuar varias transferencias a una cuenta abierta a nombre del investigado en Madrid, desde donde, a su vez, fueron saltando a otras cuentas bancarias extranjeras hasta llegar a la de los cabecillas del grupo, aunque estos últimos movimientos, fuera del espacio europeo Schengen, ya son irrastreables para las fuerzas de seguridad españolas.

El rastro del dinero

Gracias a que el septuagenario se percató de que le habían quitado el dinero de la cuenta en el mismo día en que lo hicieron y que denunció inmediatamente, la Guardia Civil pudo analizar esos movimientos y descubrir las transferencias no autorizadas por la víctima. Su entidad bancaria también colaboró y aportó datos de la cuenta-puente de Madrid, por lo que los agentes llegaron a tiempo de bloquear esta última y recuperar buena parte de lo estafado. En concreto inmovilizaron 11.250 euros de los 11.700 transferidos, que ya han sido devueltos a su propietario.

A partir de este momento, será el Juzgado de Instrucción número 4 de Llíria quien continúe con la investigación, con el apoyo del citado grupo de la Guardia Civil.