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El genio valenciano de la nanotecnología

El genio valenciano de la nanotecnología

José María Lagarón combina su trabajo como investigador en la dirección del grupo de Nuevos Materiales y Nanotecnología del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del CISC con la creación de empresas de base tecnológica. En los últimos años ha lanzado tres compañías para explotar comercialmente los avances que ha descubierto en el laboratorio. La firma más destacada es Bioinicia, una empresa que se ha especializado en la fabricación de nanofibras mediante una técnica revolucionaria para aplicaciones innovadoras en biomedicina, farmacia, cosmética y alimentación. La compañía es capaz de producir desde parches bucales que liberan corticoides (un invento que a partir de 2020 le va generar a la empresa una facturación de 11 millones de euros anuales) a tráqueas artificiales que no generan rechazo en los pacientes. La firma, con sede en València, emplea actualmente a veinte personas, tiene una facturación de 2,1 millones, dispone de oficinas en Munich (Alemania) y Bath (Reino Unido), y cuenta con una red de más de treinta distribuidores por todo el mundo.

Bioinicia ha creado una técnica que permite fabricar materiales de todo tipo. La tecnología (que se llama de procesado electrohidrodinámico) utiliza alto voltaje combinado con flujos elevados de gases para fabricar materiales con nanofibras (fibras ultrafinas). Lagarón ha montando en València la mayor planta del mundo con esta tecnología. El laboratorio cuenta con la certificación para fabricar productos farmacéuticos y de biomedicina.

El primer producto que la compañía va a fabricar a gran escala es el parche de nanofibras que libera corticoides. «Es para enfermedades crónicas de la boca. Es un parche que cubre la zona afectada con una textura parecida a seda. El paciente no se da cuenta de que lo lleva», apuntó Lagarón. La empresa valenciana ha llegado a un acuerdo con la farmacéutica Dreamtreat para distribuirlo. El producto está ahora en fase de pruebas (aunque ya tiene la preaprobación) y va a ser comercializado a partir de 2020. La firma valenciana tiene un acuerdo de veinte años en exclusiva con la farmacéutica y la facturación estimada de los parches bucales es de once millones de euros al año.

La compañía valenciana también tiene un acuerdo con La Fe para diseñar una máquina que permita hacer tejido artificial para personas quemadas. La clave es que las nanofibras engañan al organismo (que cree que son tejidos naturales) y permiten evitar el rechazo. «Haremos piel artificial. Las células del organismo reconocen el tejido de nanofibras como si fuera propio. Lo importante es utilizar la estructura de nanofibras», insistió el investigador. La empresa apunta que el material que produce puede ser utilizado para fabricar tráqueas artificiales que no generan rechazo o trozos de intestino. «Podemos hacer implantes intestinales reabsorbibles u otros de uso permanente con la ventaja de que no importa el material con el que está hecho», añadió Lagarón.

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