En medio de tensiones bélicas en la Tierra, Estados Unidos afirma que "el conflicto en el espacio no es inevitable". El establecimiento de la Fuerza Espacial estadounidense, las pruebas de armas antisatélite por parte de las principales naciones que realizan actividades espaciales, y el rápido desarrollo de armas capaces de destruir activos en el espacio, parecen indicar que un futuro bélico en el cosmos se aleja cada vez más del cine de ciencia-ficción, acercándose peligrosamente a la realidad concreta.

En la saga “Star Wars”, creada por el cineasta estadounidense George Lucas en la década de 1970, la “República galáctica”, el “Imperio galáctico” y la “Alianza rebelde” luchan por el predominio del espacio interplanetario: ¿es posible que algo similar suceda en la realidad, pero protagonizado por las principales potencias de la Tierra? 

Al parecer, la respuesta a esta pregunta podría ser afirmativa según Kuan Wei Chen, Director Ejecutivo del Centro de Investigación en Derecho Aeronáutico y Espacial de la Universidad McGill, en Canadá. En un artículo publicado en The Conversation, el especialista indica que, aunque Estados Unidos ha declarado públicamente que intentará preservar al espacio exterior a la Tierra como un “escenario de paz”, al mismo tiempo admitió que “no es inevitable” el conflicto espacial, de acuerdo a un comunicado de la Casa Blanca. 

El espacio como nuevo campo de batalla

Si no existen amenazas extraterrestres hasta el momento, lo indicado por la administración estadounidense significaría que los problemas bélicos o comerciales entre las naciones en la Tierra podrían derivarse hacia el espacio, específicamente utilizando los activos que poseen las potencias mundiales con presencia espacial, principalmente Estados Unidos, Rusia, China y Europa, como “botines de guerra”. 

Para Kuan Wei Chen no es extraño que existan muchas preocupaciones sobre el potencial de la guerra en el espacio. Pero la creencia en la inevitabilidad de que el cosmos se convierta en el próximo gran campo de batalla corre el riesgo de convertirse en una “profecía autocumplida”, si no se actúa a tiempo y se practica la moderación en las relaciones internacionales.

Las palabras y los hechos se contradicen

Aunque por un lado la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, indicó el 18 de abril que Estados Unidos se compromete a “no realizar pruebas destructivas de misiles antisatélite de ascenso directo”, la creación de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos en 2019 y su mantenimiento por parte de la administración Biden estaría indicando que la potencia norteamericana está lista y preparada para defender sus activos en el espacio, asumiendo con claridad que ese hecho es “inevitable”.

Por otro lado, desde 2014 la gran mayoría de los países han votado a favor de una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que reafirma su compromiso político de no ser los “primeros en colocar armas en el espacio”. A pesar de esto, se han realizado varias pruebas de misiles antisatélite a lo largo de los años, la más reciente por parte de Rusia a finales de 2021. En ese sentido, distintos expertos han indicado que la creación desenfrenada de escombros por estas pruebas ha incrementado fuertemente el riesgo de quebrar la sostenibilidad y la estabilidad del espacio exterior, afectando a futuros vuelos espaciales tripulados.

¿Es posible pensar en una escalada de conflictos terrestres con consecuencias en el ámbito espacial? La creciente tensión entre las potencias globales parece inclinar la balanza en sentido afirmativo, aunque el sentido común, la cordura y la búsqueda de un verdadero avance civilizatorio, nos hagan pensar exactamente lo contrario.