A veces no sabemos por qué cuando actuamos de determinada manera o tomamos determinadas decisiones nos sentimos desmotivados, nos invade un cierto «bajón». Normalmente eso sucede porque se trata de movimientos por nuestra parte que, de alguna manera, nos conflictúan. Nos conflictúan con nuestros valores fundamentales y aparece la desmotivación. Por eso es muy importante conocer qué valores deseamos que inspiren nuestro comportamiento para tenerlos bien presentes. Así, en caso de dilema a la hora de tomar una decisión, nos podrán ayudar a priorizar de una manera que nos proporcione mayor grado de ilusión y convicción.

A veces, tenemos valores declarados, pero no vividos. Eso significa que no estamos actuando de forma coherente con nuestros valores, pero no por ello dejan de ser nuestros valores fundamentales. Otras veces, además de declarados, son valores vividos y, cuando existe tal coherencia, es cuando nos sentimos motivados.

Un ejemplo que yo siempre pongo es el valor «Familia». La Familia es uno de mis valores fundamentales. Sin embargo, cuando trabajaba jornadas maratonianas de más de doce horas, me sentía muy alejada de dicho valor. Como decía, eso no impedía que el valor Familia fuera uno de mis valores fundamentales, sin embargo, sí que impactaba en la desmotivación con la que acometía dichas jornadas.

Otros dos de mis valores fundamentales son la Libertad y la Creatividad. 

Un ejemplo puede ilustrar lo importante que es para mí saber que la Libertad es uno de mis valores fundamentales. En mi caso, significa «la facultad de gestionar mi responsabilidad con una alta dedicación, pero escogiendo yo todos los aspectos de los compromisos que asumo». Conociendo aquello, en un momento dado de mi carrera como coach, me ofrecieron liderar un proyecto de coaching espectacular entrando en la plantilla de una gran empresa. Rápidamente comprendí que asumir las reglas de funcionamiento de dicha organización me alejaba excesivamente de lo que para mi significaba respetar mi valor de la Libertad. Aceptar aquel trabajo impactaría enormemente en mi motivación a medio/largo plazo, ya que no iba a poder darle la cabida deseada a mi Libertad, vi claramente que yo necesitaba seguir siendo autónoma. Con muchísima paz (y gratitud, por haberme hecho aquella maravillosa propuesta, por supuesto), rechacé dicha oportunidad, que no me iba a permitir desarrollarme felizmente. Sin duda, ello no significaba que no se tratara de una propuesta magnífica, que lo era, sino que no era una propuesta en la que yo me iba a sentir realizada. Conocer aquello fue clave para tomar una decisión rápida y pacifica en mi interior, sin conflictos por dejar ir algo así… 

Como consecuencia de tener entre mis valores fundamentales el valor de la Creatividad, busco desarrollar proyectos a medida, no repetitivos ni prefabricados, que me permitan no sólo adaptarme muy específicamente a las necesidades de mis clientes, sino actuar de forma coherente con la creatividad. En definitiva, no hay un proceso conmigo igual que otro, ya que los designios de mi creatividad son impredecibles. Además, sé que desarrollar una actividad rutinaria o muy analítica, es algo que, pese a poder realizar de forma exitosa, me consume muchísima más energía que realizar una actividad creativa, que me carga las pilas. Por ello, sabiéndolo, puedo organizarme mi trabajo teniendo en consideración esa información, de forma ilusionante y sostenible, combinando conscientemente los diferentes tipos de tareas.

En definitiva, descubrir cuáles son tus valores fundamentales, y el significado único que tú les das, te proporciona un poder inmenso para tomar decisiones coherentes y motivantes al 1000%, en este momento en el que necesitamos la motivación más que nunca.