¿El último cambio de hora?

A las 2:00 de la madrugada del sábado al domingo habrá que poner el reloj a las 3:00 horas

De sábado a domingo se cambia la hora

De sábado a domingo se cambia la hora

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Llega el momento del cambio de hora. En la madrugada que va del del 25 al 26 de marzo de 2023, cuando sean las 2:00 de la madrugada habrá que poner el reloj a las 3:00 horas (hora peninsular). Ese día tendrá 23 horas en lugar de 24 y dormiremos una hora menos, pero a cambio el domingo oscurecerá una hora más tarde. Y a medida que nos vayamos acercando al verano, habrá cada vez más horas de sol.

¿Por qué se hace?

El cambio de hora en verano y en invierno se hace para ajustar el horario laboral a las horas de luz solar, pero es una medida que lleva décadas generando polémica. El Parlamento Europeo estudió los efectos que tiene para la salud y la conveniencia de seguir manteniendo o no estos cambios horarios. Finalmente los estados miembros de la Unión Europea aprobaron el fin del cambio de hora para el año 2021 pero la medida sigue sin aplicarse. Si algún día llega a hacerse realidad, en España probablemente nos quedemos con el horario de invierno, ya que en verano anochece muy tarde, sobre todo en zonas como Galicia.

Tras el cambio, cuesta un par de días acostumbrarse

Tras el cambio, cuesta un par de días acostumbrarse / Urban

Aunque los parlamentarios europeos reconocen que no hay estudios concluyentes sobre la repercusión de estos cambios de hora en la salud, afirman que sí hay suficientes indicios como para investigarlo a fondo y revisar esta medida. Los especialistas en Medicina Preventiva y Unidades del Sueño, por su parte, explican que en la mayoría de los casos se trata de trastornos que suelen pasar al cabo de unos 3-4 días, aunque a partir de los 50 años las personas pueden necesitar algún día más para adaptarse.

Los niños, las personas mayores, las que sufren insomnio y los enfermos suelen ser los más afectados, ya que para ellos los cambios en sus rutinas de comidas y sueño sí que pueden tener una mayor repercusión. En cualquier caso, diferentes estudios asocian los cambios de hora con las siguientes alteraciones:

Trastornos del sueño, insomnio, somnolencia diurna. El cambio de horario puede afectar a la producción de melatonina, una hormona fundamental en la regulación de los ciclos de vigilia y sueño en función de la luz solar.

Mayor cansancio y fatiga. Puede provocar nerviosismo, irritabilidad, cambios de humor, problemas de concentración y menor productividad en el trabajo.

¿Más riesgo de infarto? Aunque los expertos matizan que se deben realizar más estudios, una investigación de la Universidad de Alabama en Birmingham (EE. UU.) sostiene que la probabilidad de sufrir un infarto es un 10% mayor en los dos días siguientes al cambio de hora en marzo, cuando se adelantan los relojes, en las personas que tienen factores de riesgo cardiovascular. En cambio, con el ajuste de hora de octubre, el riesgo disminuye.

Peor salud. Las personas que sufren depresión, ansiedad, cefaleas, migrañas o algunas enfermedades neurológicas pueden sufrir un empeoramiento de su estado. Aunque suele ser temporal, conviene que consulten al médico si otros años ha sido acentuado.

Con el cambio, dormiremos una hora menos

Con el cambio, dormiremos una hora menos / Urban

Impactos negativo para la economía

Durante los últimos treinta años, cada vez hay más estudios y publicaciones científicas que demuestran los impactos negativos que tiene vivir en la zona horaria incorrecta en lo que respecta al ahorro energético, al riesgo de cáncer y otras enfermedades, al rendimiento de personas trabajadoras y estudiantes o al PIB, entre otros aspectos. Sin embargo, las creencias y mitos sobre la necesidad de mantener el horario de verano (DST, por sus siglas en inglés) persisten entre la opinión pública y el debate político. Estas creencias son una de las razones fundamentales por las cuales la UE todavía no ha tomado la decisión de acabar con el cambio de hora, a pesar de los efectos perjudiciales que tiene para la mayoría de la población.

La Alianza Internacional por los Horarios Naturales (IANT), ha lanzado una campaña con las preguntas/mitos más frecuentes sobre el cambio de hora, como por ejemplo, dada la crisis energética actual, el DST ahorra energía. Los estudios recientes señalan que, o bien no hay ningún efecto o, lo que es peor, el horario de verano podría hacernos gastar más energía, dados los patrones de consumo actuales, que aumentan el gasto en refrigeración y calefacción.

El cambio provoca falta de sueño con lo que se es menos productivo, se tiene más accidentes laborales y sufre más bajas por enfermedad

Otro mito frecuente es que no hacer el cambio podría perjudicar a la economía, especialmente a determinados sectores como el turismo, el ocio o el comercio. En lo que respecta a este argumento hay dos cuestiones a tener en cuenta. En primer lugar, que el horario actual ya está perjudicando a la economía: provoca falta de sueño en una gran parte de la población, la cual, a consecuencia de esto, es menos productiva, tiene más accidentes laborales y sufre más bajas por enfermedad. En segundo lugar, hay que remarcar que es el verano y el buen tiempo, y el hecho que el día sea más largo, y no el horario de verano, quienes impulsan el turismo y el ocio. En general, pues, la economía no saldría perjudicada de la supresión del horario de verano y el restablecimiento de zonas horarias naturales.

Hay quien teme que acabar con el cambio temprano implique tener que cambiar sus hábitos. Las personas expertas exponen que nuestros hábitos ya son constantes durante todo el año porque seguimos un horario establecido y, por lo tanto, continuarán siendo los mismos. Pasar a una zona horaria natural solo significa que estamos ajustando la hora del reloj para reflejar la hora real del día, lo cual se alinea mejor con nuestros propios ritmos circadianos, y una vez hecho, no hace falta ajustarlo más.