Algo azul, algo prestado, algo vintage y algo heredado: el romanticismo sofisticado y la hibridez estilística marca la primavera

Analizamos los  los looks del street style para prever las tendencias de la próxima temporada

Looks inspiradores.

Looks inspiradores. / Paula Hernández

Emma Sanchis

Asistir a una fashion week es un evento canónico en la vida de cualquier apasionada de la moda. Las tendencias que llenan páginas de revista, tiendas y perfiles en redes sociales nacen en las pasarelas y en los looks arriesgados de sus invitados. El street style o estilo urbano es el escaparate más vivo de la moda en el que sus actores arriesgan y deciden qué es lo que se lleva y se llevará. 

Elegir qué llevar para presenciar una pasarela es casi tan importante como seleccionar un vestido de boda, incluso más si se analiza su impacto en la evolución de la industria. En las comedias románticas se repara en que la novia lleve algo de estreno, algo del color de la temporada y otro objeto de gran valor sentimental, el famoso ‘algo azul, algo prestado, algo nuevo y algo viejo’ de las ceremonias americanas. Una retahíla de “necesidades nupciales” que simboliza una tradición supersticiosa y se traslada a eventos de este calibre. 

En los eventos del sector de la moda se suele llevar algo prestado por la marca o recién estrenado, además, desde hace unas temporadas la tendencia al alza es vestir vintage, aprovechar lo que ya se tiene. Periodistas, creadores de contenido, compradores, diseñadores y aficionados de la moda coinciden: “hay que jugar con lo que hay”. Esto es probablemente la mayor tendencia que atraviesa, o debería atravesar, la moda. Esto marca todas las demás tendencias que en esta temporada, sobre todo, son modas de regreso y melancólicas de otras eras que se pueden encontrar en mercadillos y tiendas de segunda mano.

Que se llevará esta primavera.

Que se llevará esta primavera. / Paula Hernández

Vintage, heredado o prestado. Así son las mejores prendas del street style de la Semana de la Moda de la capital española. Del 12 al 19 de febrero la capital acogió la Mercedes-Benz Fashion Week y la agenda Madrid es Moda inundando la ciudad de las tendencias que asoman esta primavera. 

Primavera sobria

 La estación de las flores ha llegado pronto con un clima que ha despertado prematuramente el rosa de los almendros, pero que no devuelve el color a las tendencias. El negro, gris y blanco siguen siendo protagonistas en los conjuntos que lucen las personas fanáticas de la moda. El color estará presente en dosis de rojo, azul y todas sus tonalidades. 

Los tonos tierra lucirán en su versión más sobria y elegante con colores como el cáscara de nuez, rosa empolvado, verdes naturales. Los metálicos permanecen y el plata sigue ganando terreno, pero el dorado se impone en las ocasiones especiales, sobre todo en joyas acompañado de piedras preciosas y perlas.

Movimiento ‘coquette’

El estreno de la película Priscilla (2024) conquistó Madrid a mitad fashion week con su estética del Hollywood de los 60 y 70 y una Sofia Coppola más ‘coquette’ que nunca. El día de San Valentín precedió a la MBFW. El ‘coquette’ ya no es una tendencia, es una subcultura con una presencia que puede llegar a la de los mods en su momento. Este estilo trae de vuelta la moda romántica, ensalza la feminidad y juega entre la inocencia y lo exagerado. 

Esta primavera y verano la tendencia irá más allá de los lazo y será visible en complementos, corsés, transparencias y prendas con tono azul bebé o rosa pastel. En peluquería se puede observar un auge en las ondas y los estilos del siglo pasado que recuerdan a la estética de Coppola y la cantante Lana del Rey. Peinados sueltos y con volumen y maquillaje de los 70. 

Asistentes a las pasarelas.

Asistentes a las pasarelas. / Paula Hernández

Libre albedrío urbano

Los estilos se han convertido en un juego de rol. Ya no hay que encajar en una tendencia o subcultura. La moda es un juego con el que un día puedes ser ‘raxeta’, tendencia de estilo urbano excéntrico que se basa en los 2000, y el siguiente ser coquette, o ambos a la vez. Las caras más jóvenes de la moda no se encorsetan en un movimiento y fluyen entre tendencias, crean ‘outfits’ sobrecargados con prendas de segunda mano, herencias y préstamos de sus allegados. El cuero casa con los lazos y el encaje con las tachuelas.  

Si bien algunas tendencias como el ‘mob wife aesthetic’ (estética de la mujer de la mafia) o el ‘barbiecore’ (tendencia que apuesta todo al rosa tras el estreno de Barbie (2023)) no están tan presentes y parece que no va a sobrevivir, el resto permanecen y se unifican unas con otras. Durante la MBFW algunos asistentes rescataron el estampado de leopardo y el negro de la estética ‘mob wife’, pero en la temporada primavera-verano los abrigos de pelo no casarán con las elevadas temperaturas valencianas. En cambio, se presenciaron atisbos de la tendencia costera o de la toscana con tejidos fluidos, azul marino y elegancia mediterránea. 

Lujo afilado

Los nuevos, viejos y contemporáneos ricos están de moda. El estilo ‘old money’ y la tendencia de oficina se juntan en un nuevo estilo casual que huye del chándal e instaura el tejido de traje como básico. Los trajes de chaqueta se quedan para ir de la oficina a comprar el pan. Esta vez ya no se juntan con zapatillas de deporte, solo es sus híbridos para el día a día, como las Adidas gazelle, Converse o derivados. 

La elegancia huye de la moda urbana y busca refugiarse en manoletinas, Merceditas o mocasines. Pero, sobre todo, en tacones de aguja. El tacón fino desplaza a las plataformas tanto en sandalia como en bota. Afiladas también se llevan las puntas de cualquier zapato. Las americanas ganaran terreno al abrigo y se mantendrán incluso cuando suban las temperaturas en sus versiones más frescas o como prenda única. Pero siempre entallada. La feminidad es la verdadera tendencia de esta temporada y como tal el corte masculino es reemplazado por las cinturas estrechas.

Ecos del pasado más romántico

Las tendencias románticas y femeninas llegaron con el estilo victoriano a las pasarelas del pasado septiembre cuando se anunció la temporada primavera-verano 2024. El volumen se lleva en mangas abullonadas, en formas asimétricas esculturales y en faldas, siempre largas.

Las faldas largas son la prenda más repetida en los asistentes a los desfiles. Se marchan las minifaldas y el midi y el corte por los tobillos entra fuerte. De satén, de tul, de terciopelo, vaqueras, desestructuradas, de tela o plisadas, pero siempre ligeras, con volumen y vuelo. Esta prenda se combina con cualquier estilo e incluso se verán abiertas en forma de capa con pantalones bajo, largos o extra cortos. El vuelo de las faldas se luce con feminidad y complementos de mano que caen sobre el tejido. Los bolsos bajan del hombro o el codo y cuelgan de la muñeca. Bolsos joya, de mano, a todo color, ‘ladylike’ de los años 50 o los ‘hobo’ en versión miniatura.

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