Fuego amigo

A Roig Viu: La nueva cocina del interior

Arturo Roig y Jordi Tornero.

Arturo Roig y Jordi Tornero. / Levante-EMV

Santos Ruiz

Santos Ruiz

C/ DEL REAL, 39, ALBAIDA

Teléfono: 677 66 62 87

PRECIO MEDIO: 40 euros.

LO MEJOR: Haber sabido encontrar su identidad alejado de los modelos comunes.

LO MEJORABLE: La irregularidad. Conviven platos muy ricos con otros faltos de tino y frescura.

LO IMPRESCINDIBLE: Seguirlos muy de cerca. Han venido para quedarse.

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Apenas tiene 30 años y Arturo Roig acumula un bagaje más que considerable. Nació en el Paixixi, el restaurante que su padre fundó después de una vida dedicada al sector textil. Arturo se formó como cocinero en Barcelona. Anduvo unos años trabajando como chef privado hasta que la pandemia le obligó a volver a casa. Montó un negocio de sushi para llevar y en aquellos días de confinamiento funcionaron de maravilla. Pasado el furor del delivery, volvió con sus empleados al Paixixi. Entendió de inmediato que cambiar el negocio familiar iba a ser difícil y decidió emprender su propia aventura. Se llevó consigo a Jordi Tornero como jefe de cocina e inauguraron A Roig Viu. 

En los inicios intentaron hacer de esto un restaurante gastronómico. Pronto se dieron cuenta de que en Alabida no había sitio para una propuesta como esa. Me alegro de que así fuera. Probablemente se hubieran convertido en uno más de esos restaurantes creativos que intentan impresionar y en un conjunto de terrenos comunes. Por suerte dieron marcha atrás y reconvirtieron A Roig Viu en un restaurante de cocina de mercado muy bien puesta al día. La estrella es una parrilla construida a medida en Guetaria. Por ella pasan carnes y pescados, pero también una buena parte de los aperitivos. Un ejemplo es el txipirón de anzuelo (muy bueno) que cubren con un velo de papada y acompañan de unas habitas que no hacen justicia a la calidad del txipirón. 

Lo que mejor hacen en A Roig Viu es poner al día la cocina tradicional. Sin revisarla ni reinterpretarla. Simplemente aplicando las técnicas actuales. Un ejemplo es su oreja de cerdo. Primero la cuecen, para luego pasarla por la plancha con un toque de mantequilla con la intención de que quede más crujiente. Es un plato espectacular que sirven sobre unos riquísimos pimientos asados y acompaña con un brócoli que se aliña con una interesante salsa teriyaki. Jordi personaliza esa salsa con el propio jugo de los pimientos y caldo de diversas verduras. En el mismo nivel se encuentran su torreznos que se revelan crujientes y jugosos.

No todo es redondo en A Roig Viu. Algunos platos andan faltos de tino. Como si de repente el cocinero hubiera perdido el interés por la calidad. Me ocurrió con un arroz con cocochas, su pilpil y un licuado de acelgas. Pudo estar bueno, pero el arroz llegó crudo. Algo parecido pasó con el plato de guisantes sobre crema de coliflor con jugo de galeras. A los guisantes les sobraba cocción y al caldo de galeras les faltaba frescura. Es una pena, porque demerecen la sensación que ofrecen otros platos muy bien ejecutados como la corvina a la parrilla (esta sí en un punto muy acertado) y postres interesantes como la pasta choux (que hornean cada día) rellena de crema de almendras y avellanas.

Arturo es cocinero, y aunque diseña los platos junto con Jordi, ha acabado por salir a la sala. Hace bien, el comedor gana mucho en su presencia. No solo en el trato al cliente, también en lo que al vino se refiere. Tengo la sensación de que Arturo anda todavía construyendo la bodega. Aparecen en ella referencias desconocidas que se revelan interesantes. Pero, sobre todo, sorprende lo que te ofrece fuera de carta. Proyectos vanguardistas que hacen las delicias de los muy aficionados. El espacio es muy bonito. Es amplio y tiene capacidad para unos 40 comensales que se reparten entre diferentes comedores para mantener la intimidad y un ambiente más relajado.