Entrevista | Blas Cantó Cantante

"No se pueden hacer canciones como si fueran churros"

Blas Cantó lleva veinte años en la industria musical. El éxito, en sus palabras, reside en «no dejarse llevar por la locura y la vorágine». Este viernes presenta su último disco «El Príncipe» en València.  

Blas Cantó.

Blas Cantó. / URBAN

Saray Fajardo

Saray Fajardo

A Blas Cantó ya no le molestan las etiquetas. Tras participar en Eurojunior, “Tu cara me suena” o “Bake Off”, ha aprendido a disfrutar de la música encima del escenario. Este viernes actúa en la sala Jerusalem para ofrecer “un espectáculo único que la gente no olvidará”.

Hace unas semanas participaste en el programa “Bake Off” (RTVE), donde la gente te ha podido conocer más allá de tu música.

Es una oportunidad para dejarte ver de alguna forma más personal. Es muy divertido, ya que uno no tiene la oportunidad de dejarse ver de esa manera todos los días. Además, ha sido muy emocional y muy emotivo.

¿Qué te llevas de este programa?

Me llevo un aprendizaje muy chulo en cuanto a la repostería. Es algo muy guay, que me encanta. Y también me llevo grandes amigos y amigas. Eso es lo que más me gusta de los formatos de televisión, el hecho de conocer a la gente. Para mí es de lo más importante, ya no es la exposición o lo que trate el programa, sino el equipo humano. No sólo fuera, sino detrás de cámara.

¿Te sientes cómodo en este tipo de formatos?

Sí, claro. Me siento súper cómodo. Me lo he pasado muy bien. Y he podido ser yo, al 100 %.

¿Qué Blas crees que ha descubierto la gente?

Uno más tranquilo, más natural. Yo siempre me hago como más mayor ante los focos y cuando estoy en el escenario cantando. Yo creo que han visto a un chaval de 32 años.

A todas las etiquetas que se te han puesto a lo largo de tu carrera, ¿se suma ahora la de Blas, el de “Bake Off”?

Es inevitable, pero es precioso. Creo que cada etiqueta hace que la gente te ponga de referencia en algún sitio. Es el sentimiento de pertenecer.

Tras haber participado en varios formatos, ¿te gustaría dar el paso y presentar algún programa?

Mi faceta de presentador es más desconocida, pero yo la amo. Amo dirigir formatos. Estuve presentando los Premios Dial y fue una experiencia inolvidable.

Ahora, además, te encuentras inmerso en la gira de tu último disco. ¿Cómo está siendo?

Muy cercana al público. Eso me gusta. Vamos en diferentes formatos. Vamos con banda compleja y en otros vamos en acústico, más desnudos. Pero fíjate que los conciertos más desnudos y en acústico son sencillamente maravillosos. La gente puede conectar más con los artistas que están en el escenario. Estamos compaginando los dos formatos y me lo paso muy bien.

Hay muchos artistas que estáis apostando por salas más pequeñas.

Yo creo que al final es más importante la calidad que la cantidad. Cuando ofreces un momento único a la gente, no se olvida. No se trata solo de las canciones, se trata de un recuerdo para siempre. Es una experiencia, la experiencia de hacer sentir cosas distintas y eso es muy bonito. Me gustan los conciertos en los que el artista habla, se explaya, cuenta las historias detrás de las canciones, las anécdotas y se ríe con el público. Me gusta la distancia corta entre público y artista.

Al final el público que acude a estos formatos es un público fiel.

Es una bendición que alguien pague para verte a ti. Es algo que no se puede explicar con palabras.

Llevas más de 20 años en la industria musical, pero todo no ha sido fácil. ¿Qué destacarías de estas dos décadas?

La música es una montaña rusa, ya que el camino nunca es recto. Eso es lo que he aprendido. Y es emocionante que no sea una línea recta porque no te aburres. Siempre intentas sacar lo mejor de ti, renovarte, rehacerte a ti mismo. Me parece que el mundo de la música no es para todo el mundo. Tienes que tener una estabilidad emocional grande y herramientas para saber gestionar tanto el fracaso como el éxito.

Este año se cumplen 20 años de tu participación en Eurojunior. ¿Eras consciente de que querías vivir de esto?

Yo creo que yo ya vivía de la música antes de Eurojunior, pero no tanto como ahora. Ganaba mi dinero cantando en bodas, en bautizos, en comuniones. Es un modo de vida y siempre fue. Y luego fue Eurojunior, Auryn, hice “Tu cara me suena”... Pero nunca he vivido de algo que no sea de la música.

¿Había un plan B por si la música no funcionaba?

Supongo que me hubiera dedicado a algo que tuviera que ver con la música, pero de otra manera. Hay muchas maneras de dedicarse a la música. No quiere decir que no seas exitoso, sino que el éxito viene de otra forma. Podría haber sido productor o escritor. También compongo mis canciones y escribo para otras personas. Lo compagino con mi faceta de intérprete.

¿Hay más exigencia cuando escribes para otra persona que para ti mismo?

Al final se trata de hacer algo en conjunto. Escribir para otra persona sin que esté esa persona es un poco impersonal. El mundo ha cambiado y los artistas están más involucrados en las composiciones de las canciones para contar sus propias historias y hacerlo todo más personal. El nivel de exigencia es el que cada uno quiera para su proyecto. No soy amigo de la mediocridad, nunca lo he sido. Aquí en la casa se trabaja la excelencia. Damos lo mejor de nosotros mismos, sea para mí o sea para otra persona. Pero cuando viene alguien a componer para ellos, damos también lo mejor de nosotros mismos.

¿Consideras que una de las claves para haber permanecido durante estas dos décadas es no haber seguido estilos ni modas?

Ese es uno de los factores, el no dejarse llevar por la locura y la vorágine. Al final la tendencia la marca uno y su público. Entiendo que habrá tendencias que yo no deba seguir porque a mi público no les interesa, pero es que a mí tampoco. Y lo más importante es que te interese o no te interese a ti.

Aunque estás en plena gira, ¿estás preparando algún proyecto o vas a tomar un descanso?

No hay tiempo de descanso. El tiempo de descanso ya fue. Y ahora estoy metido en todo. En lo nuevo, en canciones súper bonitas, en canciones para toda la vida. Me gusta hacer canciones atemporales, que las escuches dentro de 20 años y que parezca que el tiempo se ha detenido. No quiero que sea un sonido perteneciente a un año en concreto o a una moda pasajera.

Ese momento de descanso, ¿te permitió salir con más fuerza?

El descanso siempre ayuda a que después quieras y tengas ganas. En esta profesión están muy presentes las ganas. Tienes que tener ganas de hacer cosas, de conocer a gente, de cambios porque el cambio llega sin avisar.

El otro día Pablo Alborán anunciaba un descanso temporal para cuidar la salud mental y hace unos meses lo hizo Quevedo. Llama la atención que se empiece a romper con este tabú.

Al arte no hay que obligarlo. El arte sale como el agua y es impredecible, pero no se le puede obligar a la inspiración a salir. Es importante tener claro que no se pueden hacer canciones como si fueran churros porque al final pierde toda la gracia. Los artistas siempre han tenido que vivir para contar eso. Te lo puedes inventar, pero es que no sería tan real.  

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