Antoine Griezmann recurrió a un documental para comunicar en el último día de mercado su decisión de permanecer en el Atlético de Madrid y renunciar a la oferta del Barcelona. Fútbol moderno y palomitas. En el caso de Geoffrey Kondogbia, «la decisión» de aceptar ser internacional por la República Centroafricana llegó en un tuit que adjuntaba la fotografía del fax que informaba de la citación del futbolista del Valencia. Un método rudimentario que, sin embargo, esconde una profunda historia de convicciones y afectos de Kondogbia hacia el país de origen de sus padres.

«¡He sentido un gran orgullo!», ha afirmado Kondogbia. Pero sobre todo, sobre todo, ¡muchas emociones!», ha afirmado Kondogbia al canal RFI, en la primera entrevista concedida desde Bangui, la capital del país, para reflexionar sobre una decisión que merca su carrera deportiva internacional. «Desde que llegué a Bangui, muchas imágenes pasan por mi cabeza. Hay un poco de todo en mi mente: la primera vez que vine, los lugares donde crecieron mis padres ... también pienso en mi abuela que murió allí».

No es una decisión fácil, ni fue entendida por muchos miembros de su familia. Kondogbia renuncia a Francia para jugar en una selección de escaso rango, en el número 111 de la clasificación de la FIFA, y en un país sumido en una interminable guerra civil desde 2004 en la que el 70% del territorio sufre todavía combates entre las milicias, que apenas han tenido eco mediático internacional. Preguntado al respecto, Kondogbia asegura que el conflicto, bautizado como «la guerra más olvidada del mundo», no le ha disuadido de jugar con el equipo nacional: «Todo lo contrario. Exactamente, me animó. Este tipo de situaciones permite lazos más estrechos entre los centroafricanos. Da aún más ganas de ayudar al país».

Jugar con la República Centroafricana supone para el futbolista el cumplimiento de un viejo sueño que durante años aparcó por los beneficios que podría reportarle a su trayectoria jugar con Francia: «Lo que la gente no sabe es que siempre he querido jugar para la República Centroafricana», apunta en la citada entrevista. «Este no fue el caso de mis familiares, amigos y conocidos». El centrocampista aclara que se siente «tanto francés y centroafricano». «Pensé desde una edad muy temprana que mi ayuda sería más rentable para la República Centroafricana que para Francia. Es como en una familia. Cuando tienes dos hermanos, si uno de ellos necesita ayuda, recurres más a él», indica.

Cuestionado por la evolución de la República Centroafricana, Kondogbia afirma que el país «ha experimentado mucha tristeza y dificultades en los últimos años. Pero solo vengo dos veces al año y no tengo noción política. Yo soy un deportista. Sin embargo, tengo la impresión de que las cosas mejoran lentamente y de que hay avances que traen esperanza a todos los centroafricanos».

La reveladora visita de 2015

Los problemas de infraestructuras generados por la guerra en el país africano han provocado que la presencia de Médicos Sin Fronteras aporte dos terceras partes de la dotación sanitaria total de la que dispone la nación. Fue en 2015 cuando Kondogbia, por primera vez, decidió visitar la República Centroafricana y conocer sus raíces. Aquella experiencia fue impactante para el futbolista y le permitió tomar conciencia directa de sus orígenes. Fue entonces cuando Kondo, como ya publicó este periódico, decidió convertirse al Islam y, además, interesarse en la mejora de las condiciones de vida en Zila, uno de los distritos más desfavorecidos de Bangui, capital del país.

La implicación social de Kondogbia es conocida. La temporada pasada dedicó la victoria del Valencia en casa del Espanyol a los migrantes africanos subastados como esclavos en Libia. «Fuera del fútbol, no estoy en venta». «Tan pronto como tuve un hijo, me di cuenta de la importancia de ayudar a los niños. Lo primero que intentamos hacer es reestructurar las escuelas. Lo hicimos en otro lugar con una primera escuela hace unos días. Todos los útiles escolares fueron proporcionados para los estudiantes. Se construyeron habitaciones, bancos, cuadros, baños. Todo esto para que los niños puedan estudiar en buenas condiciones», indicó a RFI.