El Valencia CF cumplió el trámite. Se clasificó para la siguiente ronda de la Copa con la ley del mínimo esfuerzo. El partido debía servir para crear unas buenas sensaciones antes del vital partido ante el Sevilla y para que los menos habituales se reivindicaran. Lo primero, nada. Lo segundo, buenas apariciones de Kang In y de Ferran Torres.
Excesiva pasividad en la primera mitad
Apenas se notó la diferencia de categoría entre el Valencia CF y el Ebro en la primera mitad. Ni actitud ni ganas. La excesiva pasividad caracterizó el fútbol del equipo de Marcelino. El balance ofensivo fue escaso, no se corresponde con un equipo de Primera división, al que le faltó imprimir mayor velocidad, chispa y electricidad a su juego ante un rival muy inferior en todo. Toda la aportación en ataque del Valencia fue en forma de lanzamientos a portería, de Kondogbia y de Racic, que salieron por encima del palo. Incluso se podría decir que la mejor ocasión para macar la tuvo el Ebro, pero Jaume evitó el tanto de Gerrit.
Ligera mejoría en la segunda parte
Ligera mejoría la del Valencia CF en la segunda parte. El gol de un desaparecido Batshuayi permitió jugar con más tranquilidad y confianza, mejorando las prestaciones. También la diferencia en lo físico se fue notando conforme avanzaron los minutos. Salvo un susto, Jaume evitó el empate, el partido fue un trámite.
