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Análisis

La portería, clave de estabilidad

Jasper Cillessen debe dar continuidad al equilibrio competitivo aportado en dos años por Neto

Andoni Zubizarreta defendió la meta del Valencia entre 1994 y 1998, Cañizares entre 1998 y 2008 y Neto los dos últimos años. levante-emv / efe

La estabilidad en la portería ha sido clave para explicar los periodos de mayor éxito deportivo del Valencia CF en su historia reciente. En el inicio de un ciclo ganador, con la conquista de la Copa del Rey, el cambio bajo palos con el trueque entre Neto Murara y Jasper Cillessen implica el riesgo de prescindir de un pilar como el meta brasileño, afianzado como un pilar sólido, en espera de que la adaptación de Cillessen responda a las sólidas expectativas del cuerpo técnico.

Catorce años de historia del Valencia, entre 1994 y 2008, se resumieron bajo el mandato de dos guardametas de carácter y experiencia, como Andoni Zubizarreta y Santiago Cañizares. Ambos, con una titularidad más o menos estable (solo en el caso de Andrés Palop a Cañizares se acució la competencia), fueron una seña distintiva de equipos competitivos. En los cuatro años de Zubizarreta (1994-1998) se logró un subcampeonato de Liga y una de Copa del Rey, al tiempo que fue uno de los pesos fuertes de la plantilla que logró aislar al vestuario de las crisis societarias de la entidad. La competencia que tuvo fue de perfil bajo, con Bartual y Campagnuolo. El legado de Santiago Cañizares es de sobra conocido. Entre 1998 y 2008 fue el portero de dos ligas, dos finales de Liga de Campeones, una Copa de la UEFA, una Supercopa de España y una Europea (la Copa de 2008 la jugó Hildebrand).

La retirada del portero de Puertollano abrió un largo periodo en el que, por distintas razones, costó que se integrase un portero con la vitola de titular indiscutible. Renan, César, Guaita y Moyà se alternaron durante cuatro temporadas en las que, en un contexto crítico de crisis económica de la entidad, se logró el cumplimiento de objetivos, con una presencia regular en Liga de Campeones.

Desde 2012, Diego Alves fue el guardameta que logró hacerse más fuerte en la titularidad. Primero con una feroz concurrencia con Guaita. El curso en el que más indiscutible fue (14/15) el equipo acabó cuarto. Sus buenos números, sobre todo en las estadísticas como «parapenaltis» no lucieron al ser criticado su liderazgo como tóxico y por los vaivenes del proyecto deportivo, a partir de 2015 y que le hicieron competir en la titularidad con Jaume y Ryan. Neto enderezó un camino al que Cillessen debe dar continuidad.

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