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Mateu, gracias por todo

Mateu, gracias por todo

Y, esta vez, sí que tendría sentido que se repartieran camisetas en Mestalla. Asistimos a las últimas horas de Mateu Alemany como director general del Valencia. La ventaja de esta cuenta atrás con luz y taquígrafos permite, dentro de la desgracia, poder glosar la figura de uno de los mejores ejecutivos en la historia del club sin la precipitación de un cese abrupto y a bocajarro. Solo faltaba la confirmación entre líneas que ayer dejaba el señor Murthy en su acertada petición de disculpas por el nauseabundo gesto durante el partido contra el Deportivo Alavés. No hará falta que el tiempo ponga en valor el trabajo de Mateu. Podemos hacerlo desde hoy mismo.

Alemany recibió la llamada de socorro de Anil Murthy -el mismo que ahora ha permanecido de brazos cruzados a pesar de su injusta pérdida de poder- tras una sonrojante goleada (3-0) que el equipo, en aquel momento entrenado por Voro, había encajado en el Vicente Calderón a principios de marzo de 2017. Tres semanas después, Mateu se sentaba ante los medios de comunicación en su primera aparición pública como ejecutivo valencianista. Desde aquella presentación en sociedad, enamoró al personal por su evidente capacidad de liderazgo y, sobre todo, por el enorme respeto con el que se refirió a la historia y la grandeza del Valencia. Repitió en numerosas ocasiones la palabra exigencia, el concepto que ha presidido sus dos años y medio de gestión.

En el tiempo que ha ocupado el despacho de la cuarta planta en la avenida de Suecia, el club ha sustituido una plantilla devaluada y con evidente overbooking por un grupo de jugadores de alto nivel competitivo que ha conseguido la Copa del Rey 2019 y dos clasificaciones consecutivas para la Champions League. Mateu Alemany ha sido, por ejemplo, el responsable de operaciones altamente positivas para la SAD como la incorporación de Marcelino García Toral, el fichaje de Coquelin o Maxi Gómez, la venta de Murillo a la Sampdoria por más dinero del que costó así como conseguir del Inter una opción de compra por Kondogbia de 25 millones de euros. Su salida de la entidad no está relacionada con negligencia ni fracaso deportivo alguno. Se marcha en un acto de lealtad con el equipo de trabajo que confeccionó a su alrededor y que ha sido kataneado por Peter Lim.

Deja como legado una plantilla extraordinaria y, por encima de todo, una forma de gestionar desde el respeto a la tremenda exigencia que supone ponerse el escudo del murciélago en el pecho. Te echaremos de menos, Mateu. Gracias por todo.

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